Aunque algunas personas se nieguen a aceptarlo, las palabras constituyen un medio para perpetuar el rechazo y la violencia contra diversos sectores de la población. Sobre este tema platicamos con la activista, escritora y lingüista Yásnaya Aguilar, en el contexto del Hay Festival que se realizó durante este mes.
Lenguaje y racismo en el español mexicano
Actualmente, existen algunos programas gubernamentales, iniciativas privadas y movimientos sociales que buscan hacer frente a las situaciones de racismo contra los pueblos originarios. A pesar de estos esfuerzos, en la realidad continúan presentándose situaciones cotidianas de rechazo y marginación.
De acuerdo con Yásnaya Aguilar, una de las formas en las que se refleja este racismo sistemático es por medio del lenguaje. “Se trata de términos que no se emplean exclusivamente en la Ciudad de México, sino que forman parte de todo el español mexicano. Probablemente ‘indio’ es el más conocido por denotar una visión racista”, afirma.
Además de palabras abiertamente peyorativas, el nombre “indígena” también invisibiliza la variedad de identidades de nuestro país y del mundo entero. “¿Qué hay en común entre un ainu de Japón, un sami de Noruega o una persona de aquí? No existen rasgos raciales en común, pero la categoría ‘indígena’ nos cubre a todos”, asevera Yásnaya.
En este sentido, la palabra “indígena” se ha empleado para designar a los pueblos originarios de un lugar, “siempre con un matiz de inferioridad”. Tal como nos explica la lingüista y escritora, este término realmente designa una categoría política, ya que se refiere a pueblos que sufrieron una colonización y que no conformaron estados-países.
“Dentro del continente africano hay pueblos originarios que, en los años setenta, conformaron un país y, en lo sucesivo, ya no se les consideró indígenas; esto es una prueba de que la palabra designa más bien una situación política”, asegura.
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Identidad colectiva fuera del colonialismo
Si los términos que usamos en la actualidad invisibilizan a ciertos grupos que conviven en nuestro país, resulta evidente que debemos redefinir lo que entendemos como identidad. Yásnaya asevera que este concepto “se cuece aparte” de las divisiones que nos hemos creado en términos políticos y sociales.
“A mí pueden identificarme de formas diferentes por contraste: En la región mixe me define ser de Ayutla; en Oaxaca, me consideran mixe; en la capital dirían que soy oaxaqueña; si voy a Europa, me definirían como mexicana o incluso como latina, pero esto no depende de mí, sino de los demás”.
Para la activista, la identidad puede definirse como el subconjunto de rasgos que contrastan de una persona. “Todos tenemos características que nos hacen seres únicos, pero la sociedad considera irrelevantes algunos rasgos. En cambio, otros han sido politizados, como la cantidad de melanina en la piel, lo cual resulta absurdo”.
Por lo tanto, no existe una identidad indígena en nuestro país, sino múltiples identidades. No obstante, durante años se ha intentado homogeneizar los rasgos distintivos de cada pueblo ante la imposición de ideas nacionalistas; en efecto, la característica jurídico-legal de la nacionalidad ahora se difunde como parte de la identidad personal.
Comunidades indígenas en el futuro
Para Yásnaya, en un futuro ideal ya no existirá la palabra “indígena” y, en cambio, se respetarán los diferentes nombres de cada comunidad. “Ha habido presencia mixe desde hace 5 milenios; por 500 años nos llamaron ‘indios’ y por 200, ‘indígenas’, así que estas denominaciones tan recientes no son parte esencial de la comunidad”.
Ya que este escenario, libre de capitalismo y de estructuras patriarcales, resulta utópico e improbable a corto plazo, Yásnaya propone otros futuros inmediatos; en ellos, los pueblos indígenas lograrán dar respuestas distintas a la crisis climáticas de la actualidad.
Mientras tanto, la literatura y otros medios de expresión artística van abriendo camino a la representación de futuros diferentes, en los cuales podemos imaginar un mundo sin los problemas raciales que ahora existen.
“Muchas personas dicen que no se puede colocar a un indígena como CEO de una empresa dentro de una película, porque eso rompe el pacto de realidad. Pero, cuando te atreves a construir otros tipos de futuro, puedes jugar con otras reglas del juego y crear algo con mucha potencia subversiva, como el afrofuturismo”, afirma.
Finalmente, quienes no forman parte de grupos minoritarios y no sufren por el racismo o la marginación, pueden contribuir a terminar con estas situaciones de violencia al generar empatía dentro de su entorno.
“Lo más importante es que deben informarse; parece increíble que en México tengamos más de 500 años de convivencia y que exista tan poca comprensión; no es normal que debas aprenderte las capitales de Europa en la escuela y no las propias lenguas que se hablan en tu país. Ese sería un buen comienzo para hacer la diferencia”, asegura Yásnaya.
Yásnaya Aguilar: una luchadora desde la lengua
Originaria de Ayutla Mixe, en Oaxaca, Yásnaya Aguilar es una lingüista, escritora y activista de nuestro país. Luego de realizar sus estudios de Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, ha concentrado sus esfuerzos en el aprendizaje, difusión y conservación de su lengua materna, el mixe alto o ayuujk.
Además de ser la autora de diversos libros, tales como Ää: Manifiestos Sobre La Diversidad Lingüística, Yásnaya también se ha destacado por su labor como activista ante las diversas problemáticas relacionadas con el medio ambiente.
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