Los trazos inigualables y la calidad excelsa de la obra de José Luis Cuevas lo hacen uno de los artistas mexicanos más reconocidos a nivel nacional e internacional. Cuevas pertenece a la generación de artistas plásticos conocida como La Ruptura, famosa por su distanciamiento radical del muralismo mexicano.
Su individualismo exacerbado ayudó a edificar su polémica personalidad artística, que provoca admiración y rechazo. Aquí te presentamos 12 extravagancias del pintor y escultor mexicano.
Destino de origen
Nació entre lápices y papeles, en los altos de una fábrica de lápices “El lápiz del águila”, ubicada en Guaymas número 12 en la colonia Roma, propiedad de su abuelo, con quienes vivió hasta los 8 años. A los 11 años a consecuencia de las fiebres reumáticas enfermó del corazón y encontró su vocación por la pintura, desarrolló una forma de encaminar la agonía que sentía, pintó uno de sus primero autorretratos con el corazón en un frasco. A los 14 años hizo unos dibujos para una revista en inglés que se llamaba Mexican Quaterly.
12 bodas
Mientras llegaba la anulación del matrimonio religioso de la pintora Beatriz del Carmen Bazán, efectuaron 12 bodas, contrajeron matrimonio civil, por el Rito Nacional Masónico, y por distintas culturas como maya, huichol, tarahumara, inca, tibetana. Quería aparecer en el libro de Records Guinness por el número de enlaces matrimoniales.
La unión huichol se efectuó en la explanada del Cerro de la Cruz en Nayarit en mayo de 2003, ataviados con bordados de venados y flores en tela de manta, sombreros de palma con adornos de plumas, los novios se dieron comida y agua en la boca, tomaron tejuino y en forma simbólica “pasarían una noche” acostados y abrazados sobre un petate. El enlace civil se realizó el julio de 2003 en el Museo José Luis Cuevas, el artista plástico portaba un traje negro con camisa blanca y corbata dorada, la contrayente un vestido en tono brilloso dorado con estampados florales.
Documenta el tiempo
Desde los años setentas, todos los días dibuja autorretratos y se toma fotografías, en los primeros intenta fijar momentos de su vida y en las segundas dejar constancia del paso de tiempo. Empieza el día dibujándose, observándose y sus hijas guardan sus libretas, después se toma una foto sin pose, como de pasaporte o presidiario sosteniendo un papel con la fecha, pues quiere documentar que el tiempo transcurre más rápido para él y más lento para los demás.
Amores y odios
Una vez declaró lo que amaba de las mujeres: “Si la mujer es propia, amo ante todo la manera en que se entrega y expresa su amor. Si la mujer es ajena, odio ante todo su fidelidad”. También señaló: “la opinión de los hombres me importa menos, el enemigo es el hombre; la amiga es la mujer”. A Cuevas cuando un hombre no es su amigo le resulta estorboso, celaba a sus amigas y les encontraba defectos a sus pretendientes pues viciaban la relación con ellas, sin embargo, de Bertha no tiene celos, pues “la siento una posesión segura” y no permite intromisiones en su familia. En una ocasión golpeó a un amigo de su amigo que al despedirse de Bertha intentó besarla en la mejilla, dijo que no fue un arrebato de un esposo celoso sino “la actitud de quien no permite intromisiones dentro de sus posesiones”
Cinéfilo competitivo
Es un apasionado del cine, ha dicho que sus “conocimientos son amplísimos y cubren la producción de todo un siglo”. Carlos Fuentes y él se decían “campeones”, pasaban horas en matches de trivias, trataban de recordar los repartos completos de películas de diversos países, incluso la filmografía de actores muy secundarios así como la de los directores de diferente calidad y diversas versiones que se han hecho de novelas famosas. Es fiel al cine de antes, la producción actual le resulta aburrida. Detesta a Spielberg y a George Lucas.
Inseparable esposa
La presencia de su esposa es siempre es constante. Haga lo que haga la necesita cerca. Por ejemplo cuando da conferencias, pide que la sienten a su lado. Y le escribió cartas ilustradas que hoy son un libro “Cartas amorosas a Beatriz del Carmen” integrada por 187 misivas originales que expresan “el amor que nos profesamos Beatriz del Carmen y yo siga siendo tan intenso como ha sido desde el día que nos conocimos”.
Costumbre de enero
Beatriz del Carmen y José Luis Cuevas recorren la ciudad y se detienen en aquellos sitios que les traen algunos recuerdos. Siempre los primeros días de enero.
Pura disciplina
Nunca deja inconcluso ningún trabajo, todo lo que inicia lo termina. En 2007 realizó cinco pinturas de grandes dimensiones para celebrar los 15 años del museo que lleva su nombre en cinco días y en cada obra dedicó cinco horas. Cronometra lo que hace para que a la hora de la comida lo que trabajó ya este firmado y fechado, para así dedicarse a otras actividades por la tarde.
Devorador de libros
Ama los libros. Desde la infancia fue un lector compulsivo, todo el dinero que llegaba a sus manos lo utilizaba para comprar libros, el primer libro que leyó fue Un capitán de quince años de Julio Verne, después de interesó por Salgari, Dickens, Copperfield y Twist. Por las noches se entrega a la lectura porque en los libros encuentra la inspiración. Junto con su esposa Beatriz del Carmen han reunido más de mil ejemplares sobre los temas más diversos en su nueva casa, a estos hay que sumarle los que guarda en otra biblioteca. Le preocupa que la humedad haga estragos en los libros y los revisa periódicamente.
Personalidad irritante
Ante el menosprecio de los periódicos a la cultura decidió llevar a las primeras planas de los diarios el arte para que no quedara relegada como un hecho menor en la sección de sociales. Logró hacer publicidad de su persona, ya que al hacer publicidad a su persona también la hace a su obra. Ha reconocido que es ególatra y se califica como “el irritante público número uno”, y siempre buscará más el ataque que el elogio.
Angustia constante
Odia su salud precaria porque lo limita, si observa una mancha en la piel o nota una leve protuberancia se imagina un cáncer y el más ligero dolor en la zona del corazón lo lleva pensar que un infarto se anuncia. Vive en una constante agonía y ha dicho que sólo la muerte pondrá término a esta angustia de sentirse enfermo.
Última morada
Dejará una constancia notarial con su última voluntad: “cuando mi amada esposa y yo hayamos muerto nuestras cenizas sean colocadas en la misma urna. Esta deberá estar en la Catedral Metropolitana, donde llevamos a cabo nuestro matrimonio católico”. Y es que pensando en la eternidad, es la voluntad de los dos permanecer unidos. Y en el caso se pensara sepultarlo en la Rotonda de los Hombres Ilustres, también dejará constancia su rechazo a la decisión, “que me separaría de la mujer que tanto he amado. Con ella quiero estar por los siglos de los siglos. Amén”.