Cock

Crítica Chilango

Por Alejandra Jarillo 

¿Cuántos amores de la vida se pueden tener? Se supone que sólo uno, pero ¿y si descubriéramos que tenemos dos y al mismo tiempo? Ése es el planteamiento de Cock, un enredo amoroso que se complica aún más porque Juan (Diego Luna), el confundido en cuestión, es un gay que se enamora de una mujer y debe decidir si se queda con su pareja hombre o con la chica. Sin embargo, el argumento real del autor inglés Mike Bartlett, va más allá de las preferencias sexuales, cuando la obra avanza se va descubriendo que la capacidad de provocar amor puede tener más fuerza que la de los órganos involucrados.

La relación disfuncional entre Juan y su pareja (José María Yazpik), (curiosamente sólo Luna tiene la identidad de un nombre, aunque en lo sexual sea el único que no logra definirse) provoca una ruptura que hace que conozca una mujer (Ilse Salas), generosa, divertida y demasiado sensual para pasar desapercibida: «Estoy teniendo sentimientos biológicos y la verdad estoy bien contento» dice Juan cuando descubre que la afinidad sexual con "la mujer" se vuelve más que una elección, es un acto además placentero, de cariño y complicidad.

Cock tiene diálogos ágiles, divertidos y jóvenes que hacen soltar al público más de una carcajada, las actuaciones son naturales, algo que se agradece porque no hay grandilocuencias ni exageraciones que, en teatro suelen ser algo frecuente sobretodo en roles gays. A Yazpik se le ve seguro con su personaje sus párrafos son fluidos y la presencia escénica fuerte, se nota que su constancia en teatro empieza a dar buenos frutos, eso aunado a la química actoral con Luna, que también se desenvuelve bien como Juan e incluso por momentos logra que sea entrañable, los convierte no sólo en una buena mancuerna, sino en una pareja que no incomoda en las escenas sexuales, es más lucen atractivos y sexys. Ilse Salas no demerita, completa el triángulo con una actuación que brilla por sincera.

La escenografía está a cargo de Jorge Ballina, que en esta ocasión sobresale por su funcionalidad: tres tarimas móviles generan los espacios en los que se desenvuelve la pieza, resulta original y un remedio que en el teatro logra un ambiente íntimo más que espectacular.

El gran mérito de Cock es que es un obra que no pretende ser una masterpiece, es una comedia y como tal, su función es la de divertir y lo cumple; pasa rápida, ligera y de refilón nos pega en el sentimiento, por cursi que suene, de preponderar a las personas, antes que a su sexo. Porque en cosas del amor nunca hay que decir: de esta agua no beberé...

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