Sabemos que hay cientos de autoras que también podrían conformar la selección. Ninguna lista es definitiva, y en ésta solo hay una pequeña muestra de las escritoras vivas más relevantes de nuestro tiempo (ojo: no hay mexicanas en el conteo porque pronto habrá un texto especial dedicado a ellas).
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Escritoras vivas contemporáneas
Annie Ernaux (1940)
A pesar de que Ernaux es una narradora de culto, sus novelas autobiográficas, obsesivas y viscerales, la han convertido en una de las escritoras francesas que más éxito ha alcanzado fuera de su país. Recomendamos: Pura pasión (Tusquets, 1993).
Elfriede Jelinek (1946)
Quizá Jelinek es más conocida por la adaptación cinematográfica que Michael Haneke hizo de su novela La pianista (Literatura Random House, 2004). Ciertos críticos la catalogaron como la mayor heredera de Thomas Bernhard —novelista alemán, destructor de buenas conciencias, que con el paso del tiempo ha cobrado más y más relevancia. La comparación no era para menos, puesto que el blanco de ataque de Jelinek son los valores intocables de Austria. La escritora ganó el Nobel en 2004.
Svetlana Alexiévich (1948)
Cuando la periodista bielorrusa ganó el Premio Nobel de Literatura en 2015, la Academia Sueca aplaudió su obra como “un monumento al valor y al sufrimiento en nuestro tiempo”. Su libro Voces de Chernóbil (Debolsillo, 2015) recoge el testimonio de cientos de personas que sobrevivieron a la catástrofe nuclear.
Anne Carson (1950)
Bien podría ser bautizada como la poeta viva más grande del presente. Pero como esta clase de juicios subjetivos siempre son peligrosos y arrebatados, lo único que podemos decir es: corran, léanla, no pierdan más tiempo. Nuestra recomendación es Autobiografía de Rojo (Conaculta, 2008), libro traducido por otra escritora increíble: la poeta y ensayista mexicana Tedi López Mills.
Sandra Petrignani (1952)
Esta periodista italiana, cuya obra ha sido comparada con ciertos ejercicios del OuLiPo, tiene un gran talento a la hora de desplegar las capas de la memoria y sondear la infancia. Su libro Catálogo de juguetes (Páginas de Espuma, 2017) recrea 65 juegos populares durante la década del 50.
Herta Müller (1953)
Es una de las escritoras que más ha criticado a la dictadura rumana. Sus marcas de estilo son la belleza poética y la capacidad para crear atmósferas asfixiantes e imágenes sobrecogedoras de la naturaleza. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 2009. Recomendamos: El hombre es un gran faisán en el mundo (Siruela, 2009).
Menchu Gutiérrez (1957)
La española es una de las escritoras más originales de nuestro idioma. Sus novelas, por supuesto, no son ordinarias: parecen encarnar los sueños de un asceta y bien podrían ser historias míticas, sutiles y contemplativas. Lo justo sería que la obra de Menchu se convierta en un referente para las nuevas generaciones. Recomendamos: La niebla, tres veces (Siruela, 2011).
Lina Meruane (1970)
Hace 20 años, Roberto Bolaño predijo que Meruane sería una de las grandes escritoras latinoamericanas. Hoy sabemos que la profecía se cumplió: su novela Sangre en el ojo ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2012 y entró en la lista de los 100 mejores libros en español de los últimos 25 años según el suplemento Babelia. Sangre en el ojo (Literatura Random House, 2017) es una bomba, un estallido de rabia y un análisis inusual de la ceguera.
María Fernanda Ampuero (1976)
El año pasado, Ampuero publicó Pelea de gallos (Páginas de Espuma, 2018), uno de los títulos que integró nuestra lista de lo mejor de 2018. En éste, su primer libro de cuentos, se revela una narradora contundente, humana y visceral. Sobre sus historias, Yuri Herrera dijo que “son objetos preciosos y peligrosos”.
Ana Paula Maia (1977)
Es una de las escritoras jóvenes brasileñas con más éxito internacional. Su obra tiene influencias muy claras de la literatura policíaca y el western. Sus novelas no son para todos: contienen pasajes sórdidos, violentos y escatológicos. Recomendamos: Así en la tierra como debajo de la tierra (Eterna Cadencia, 2017).