Participación condicionada en la Revolución
Para la expedición en el Granma había dos opciones, los dos eran médicos: el méxicano Fausto Trejo Fuentes y el argentino Ernesto Guevara. Fidel se decidió por este último. Cuando se alistaba para la aventura, el “Che” Guevara solicitó: “Fidel, una cosa te voy a decir: yo lo único que quiero es que cuando triunfe la Revolución en Cuba, por razones de Estado, ustedes no me prohíban ir a Argentina a hacer la revolución”. Castro aceptó.
Clases en Chalco
No tenía experiencia militar. Asistía a un curso de táctica que daba un general español llamado Alberto Bayo, en el racho Santa Rosa, municipio de Chalco. Junto con un grupo de cubanos, practicaba tiro en un campo de 8 kilómetros por 16, en las inmediaciones de las montañas de Ayotzingo, terreno propiedad de un antiguo compañero de Pancho Villa. El armamento era de 55 mirillas telescópicas.
Preso en México
Mientras preparaba la incursión a Cuba, Fidel Castro fue detenido en la Ciudad de México. La policía lo creía contrabandista, así que tras descubrir el rancho en Chalco emprendió el operativo de arresto. Como los cubanos estaban armados, Fidel pidió hablar con ellos y evitar un enfrentamiento. Fueron aprehendidas 20 personas, entre ellas el “Che” Guevara, y decomisadas un número importante de armas. Estuvieron presos alrededor de 57 días en un centro de detención temporal migratoria (Miguel Schultz, 105, colonia San Rafael). Salieron en libertad gracias a la intervención de Lázaro Cárdenas, ante el entonces mandatario Adolfo Ruiz Cortines. La cárcel migratoria es hoy la primaria Luz Oliveros Sarmina.
Boda en Tepozotlán
El 18 de agosto de 1955, Hilda Gadea y Ernesto Guevara firmaron su amor ante el juez. La unión quedó asentada en el acta con número folio 47 del Libro 39, en el Registro Civil de Tepozotlán, estado de México. Vivieron en un departamento en la calle Ramón Guzmán (hoy Insurgentes Norte), luego se mudaron a Nápoles 40, departamento 16. Tuvieron una hija a la que llamaron Hilda Beatriz, nació el 16 de febrero de 1956.
Así describía la capital
En una carta enviada a sus familiares argentinos dedicó unas líneas al lugar en donde estaba parado: Me recibe la ciudad, mejor dicho, el país de las mordidas, con toda su indiferencia de animal grande, sin hacerme caricias ni enseñarme los dientes… Aquí también se puede decir lo que se quiere, pero a condición de poder pagarlo en algún lado; es decir, se respira la democracia del dólar… Ya he andado en México lo suficiente para darme cuenta de que la cosa aquí no va a ser muy fácil, pero vengo con espíritu a prueba de balas…
El inalcanzable Popocatépetl
Le gustaba el turismo arqueológico, por lo que visitó lugares como las ruinas de Mitla en Oaxaca. El “Che” Guevara padecía asma, pero eso no lo detenía para practicar el montañismo. Su gran reto fue siempre alcanzar la cima del volcán al Popocatépetl, lo intentó durante varios fines de semana, pero nunca lo logró. Ya en su etapa de guerrillero, y de médico de la tropa, enfrentó un ataque severo de asma cuando viajaba en el Granma rumbo a Cuba, hubo quienes querían arrojarlo al mar, también en la Sierra Maestra el asma se le agudizó, pero fue controlado con medicamentos.
Terapeuta sexual
El ‘Che’ se daba tiempo para dar consejos. A su amiga Tita Infante le sugiere: Acuérdese que esa pequeña molestia que se llama sexo necesita sus distracciones periódicas, porque si no, abandona su lugar y llena todos los momentos de la vida y los joroba de lo lindo. Yo sé que usted piensa que eso es una estupidez, pero sé que en el fondo sabe que no y de algo de eso es lo que la tiene un poco sin vislumbrar horizontes.