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Pareciera apropiado, un tanto arriesgado, comenzar de esta manera. Un curador que comienza a dar sus primeros pasos (Xavier de la Riva), ensalzado en los trabajos de artistas nacientes, experimentados, eclécticos en su forma absoluta. Un espacio que apuesta el todo por el todo para lograr la supervivencia. México está ya infestado de galerías, no hay de otra manera.

¿El eje temático de la muestra? La angustiosa relación del tiempo con la vida contemporánea. Un asunto muy tratado desde hace décadas en los albores de la sociología, por ejemplo, pero que pocas veces se maneja como tal en el medio del arte contemporáneo. En este sentido, el anacronismo hasta refresca.

Pero los resultados son dispares, en cuanto a la muestra y en cuanto al resultado de todos sus ejercicios: de la Riva aprende mucho y sorprende por su súbito acercamiento al mundo del arte; el espacio se acomoda bien pero no logra soltar un balazo extraordinario en ningún blanco; los artistas habría que tratarlos por separado.

Oscar Berglund, danés de reciente aparición en el medio mexicano, trasciende. Su obra no versa sobre ideas de inmensa originalidad, pero está lograda con la suficiente sutileza y buena factura como para dejar un buen sabor de boca. Lo mismo sucede con Marcos Castro, mexicano que busca trascender los apellidos de buena cepa pero que hace notar sus afinidades biográficas e históricas.

En un segundo plano encontramos a Julieta de Aguinaco, que sobresale por algunos detalles que a veces se obstaculizan por algunos otros (algunas texturas en pintura maltratadas, muy burdas) y que pronto, seguramente, concentrará todos sus talentos. Apenas comienza.

Erick Meyebnerg, el más experimentado de toda la terna, goza de profesionalismo pero lo sabemos capaz de mejores cosas. Su instalación de vidrio gusta pero falta para liderar toda la exhibición.

Rita Ponce de León, tristemente, resuelve el espacio como la de la obra más llamativa y la más pobre. Nada más por el resultado de su ejercicio artesanal se pierden todos los detalles conceptuales de la pieza.

Asuntos así requieren cuidado. El espacio es lo suficientemente pequeño como para que un error graso resuene en cada uno de sus rincones. Importa empezar con buena actitud, con osadía, solamente así se aprende mucho; pero los tropiezos que forman también lastiman de alguna forma.

Dicho esto, lo decimos con cariño: esperamos ser sorprendidos con mayores impactos conforme el paso del tiempo.

EL TIEMPO DEVORA A SUS HIJOS. CENTRAL ART PROJECTS. Horarios: Martes a sábado, de 11:00 a 18:00 horas.General León 48, San Miguel Chapultepec, Ciudad de México.