Al cumplirse 101 años de la muerte del humorista gráfico, caricaturista y grabador mexicano José Guadalupe Posada visitamos su taller en la Ciudad de México. (Sí, todavía existe).
La fachada y el zaguán son sencilos y discretos, el color blanco predomina en ambos. No existe una placa que revele un pedacito de la historia del inmueble de la calle Penitenciaria en la Delegación Venustiano Carranza y que invite a la curiosidad. Toda la información es un pequeño número 27.
La casa, construida en 1885 y de 363 metros cuadrados, luce fuerte, no muestra las grietas del tiempo. Pocos saben qué historia guarda al interior de sus muros. Aquí está la imprenta y el taller de grabado del exitoso editor Antonio Vanegas Arroyo, dedicado a la literatura callejera y popular.
Hasta aquí llegó el talento gráfico de José Guadalupe Posada en 1888 cuando salió de Aguascalientes y obtuvo un empleo como dibujante en el taller de Vanegas Arroyo, con un sueldo de 3 pesos por día. Ambos harían una mancuerna célebre.
La casa sigue de pie, pero no por alguna ayuda del gobierno para el mantenimiento y la conservación del inmueble, sino por el trabajo y esfuerzo diario de la familia Vanegas. Un largo pasillo es el acceso al interior de la vivienda, y al fondo de la pieza está un pequeño cuarto bien cerrado para que no se escapen las historias que guarda. Tres impresos con calaveras enclenques en pedazos de tela cuelgan de la ventana y son el anuncio de lo que hay dentro, uno de ellos es el grabado de la hoja suelta “Ésta es de Don Quijote, la primera; la sin par, la gigante calavera” de Posada.
El 13 de enero de 1981 se publicó el Acuerdo Número 64 donde el entonces secretario de Educación Pública, Fernando Solana, declaró “monumento histórico” a la casa propiedad de la señora Carmen Vanegas por “tratarse de un bien vinculado con la historia de la Nación”. Podría ser un museo, pero es un tesoro familiar privado que guarda la familia del editor.
Una parte de la fama de José Guadalupe Posada dentro y fuera de México se basa en las gacetas, hojas volantes, cuadernillos y demás impresos que realizó con Antonio Vanegas Arroyo. Entre 1888 y 1913, Posada produjo litografías, xilografías, zincografías y fotograbados para al menos 23 publicaciones periódicas.
Una amarillenta hoja volante del siglo pasado enmarca los Apuntes biográficos del señor don Antonio Vanegas Arroyo y encabeza un altar. Es escoltada por una imagen de otro célebre personaje de la familia, el luchador profesional Arsacio “Kid” Vanegas Arroyo, además, custodiado por algunos grabados de la famosa fotografía de Ernesto “Che” Guevara tomada por Alberto Korda, la Virgen de San Juan de los Lagos, una catrina de papel maché con vestido amarillo y una veladora. Decenas de trabajos impresos, recortes de periódicos y fotos familiares son protegidos por un sencillo cristal. Debajo hay tres repisas con herramientas de trabajo.
De lado izquierdo en la pequeña habitación, se encuentra una prensa mecánica que además de sostener un crucifijo de madera, también conserva la placa original del grabado “Gran fandango y francachela de todas las calaveras” que realizó Posada para una hoja volante de Antonio Vanegas Arroyo. Torres de 10, 20 y 25 libros amarradas por un mecate cuidan la parte trasera y los extremos de la máquina.
Otra prensa plana Kelly del siglo XIX tiene muy poco polvo y su color negro original se ve intacto, permanece en buen estado y es rodeada por cajas de cartón que guían la mirada a la pared donde hay un póster de la Catrina blanca sobre un fondo rojo. Un viejo barril de madera rojo desentona del lugar porque sólo ocupa espacio. Hay otros históricos en las estanterías de concreto de la parte superior, una foto de Raúl Castro ondeando una bandera de Cuba y otra del comandante Fidel Castro. El olor a papel aromatiza el ambiente.
En este taller, José Guadalupe Posada ilustró los textos, canciones y corridos del poeta oaxaqueño Constancio S. Suárez, que también formaba parte del equipo de Antonio Arroyo Vanegas. Además, hizo ilustraciones de acontecimientos políticos e históricos del país, así como de estampas xilográficas virreinales.
La mañana del 20 de enero de 1913, murió en la mayor pobreza José Guadalupe Posada, víctima de una enteritis aguda, en la casa de vecindad número 6 de la Avenida de la Paz (hoy Jesús Carranza) y fue sepultado en el panteón de Dolores en una ínfima fosa casi en el anonimato y siete años después sus restos terminaron en la fosa común.
Dentro de las cajas de cartón hay cientos de grabados y hojas volantes originales de historias que ilustró José Guadalupe Posada durante más de 20 años que trabajó con Antonio Vanegas Arroyo y que aún no están clasificadas.
Todavía hay mucho por descubrir de Posada y una parte se encuentra en esas cajas de cartón.
¿Cuándo te vas a lanzar a visitar esta casa?