En 1993, las librerías de la Ciudad de México se concentraban en el sur y el centro de la ciudad, los lectores debían trasladarse hasta aquellas zonas en busca de libros y de un núcleo cultural. Ese fue el panorama que decidieron transformar Jaime Ades, Alberto Asse y Eduardo Aizenman.
Su idea iba más allá de una librería: Querían crear un centro cultural de barrio, ubicado en las colonias de la infancia. Aunque a principios de los noventa permanecía olvidada, la Condesa tenía las características ideales, tanto urbanas como arquitectónicas. Fue justo en la calle de Nuevo León donde se levantó la primera de seis “cafebrerías”.
Eduardo Aizenman, arquitecto y uno de los socios fundadores del Péndulo, nos platicó que desde que proyectaron la primera sucursal tenían la intención de romper con el concepto de librerías que no eran punto de reunión: “buscamos superar el estante librero y convertirlo en una experiencia integral”. Entonces crearon las cafebrerías: tiendas de libros, discos, películas y artículos de diseño, en el mismo espacio una cafetería con menú sencillo y un foro para música y eventos culturales.
“En la tradición del típico café austriaco, la tertulia literaria sucede en el cafecito”: Eduardo Aizenman.
El Péndulo había nacido y su éxito consistía en reunir una amplia oferta de actividades, ligadas con la distribución que daba su diseño y arquitectura.
Aizenman, quien prefirió asociarse con quienes contrataron sus servicios para darle forma a las instalaciones de El Péndulo, nos compartió lo satisfecho que se siente del trabajo que ha hecho, incluso dijo que estas ya son prototipos para estudiantes de arquitectura y se incluyen en importantes listas de las librerías más bellas del mundo.
El arquitecto se muestra orgulloso de que El Péndulo haya sido el primer espacio en implementar las salas de estar que te harían sentir como en casa. Tomaron muebles reciclados de casa de las abuelas y utilizaron una herrería desechada para crear otros objetos como lámparas. Habían logrado quitarle lo solemne a la cultura, le daban un espacio cómodo a la lectura, alejaban a los libros de la sacralidad y los colocaban como un elemento orgánico.El festejo
El 17 de junio es la fecha exacta de su aniversario. A veinte años de distancia y convertido en un referente no solo para Latinoamérica sino para el mundo, El Péndulo inicia las celebraciones el 1 de junio en su sucursal de Polanco. Sin embargo, una de las actividades más esperadas es la liberación de libros (domingo 9 de junio, 13 horas, Condesa), la idea de este programa es que mil libros saldrán de un punto y tomarán su propio camino. Cada libro, llevará un sello con la leyenda: “Éste es un libro libre, léelo y regrésalo a otro lugar público”.
La cartelera de actividades incluye conciertos (Susana Zavaleta, Fernando Delgadillo, Cecilia Toussaint y Jaime López), eventos literarios, actividades infantiles, el festival internacional de Teatro de Papel, así también tendrán dinámicas (vía sus redes sociales) para obsequiar 100 libros de Diablo Guardián, de Xavier Velasco, autografiados por el autor.
Las imperdibles:
Diez razones, cinco para vivir y cinco para matarse, Óscar de la Borbolla
Presentación del libro Vestigios de Javier Sicilia
La jornada dedicada a la Novela Gráfica, con 15 artistas de la editorial Sexto Piso.
Lo que diferencia a El Péndulo de las demás librerías es que sus compradores y libreros son lectores: “Somos una librería de humanidades, de literatura, de poesía, de ciencias sociales, filosofía”. Desde el principio evitaron vender la selección comercial de libros o de best sellers, por eso, sus “productos” son cuidadas ediciones de importación y trabajan con editoriales mexicanas independientes.