Cometierra, primera novela de la argentina Dolores Reyes, se ha convertido en un inesperado debut exitoso, acaparando la atención de la crítica y los lectores en toda Iberoamérica. Editado por Sigilo, el libro de poco más de 170 páginas ya va por una séptima edición en Argentina y una cuarta en España, un hecho que cada vez se ve menos.
Se trata de la historia de una mujer que, de pequeña, descubre, casi por accidente al comer tierra en el cementerio, que su madre fue asesinada a golpes por su padre. Así, con un don que no eligió pero que aprendió a abrazar, ayuda a quien puede. La obra, que obliga al lector a confrontar la dolorosa realidad de los feminicidios, también ofrece un poco de esperanza al mostrar el valor de la amistad.
Sé que Cometierra es tu primera novela publicada, pero es una obra que parece muy pensada, como si la hubieses cargado dentro desde hace varios años, y parece escrita por una autora con muchísima experiencia. ¿Qué disparó su escritura? ¿Cómo surgió la protagonista?
Es una obra muy pensada porque este tema de las violencias hacia las mujeres lo vengo pensando desde muy chica, desde que me topé con el primer feminicidio de mi vida a los 12 años. El detonante fue un ejercicio de escritura compartido en el que un compañero escritor, llamado Marcelo Carnero, leyó un texto muy poético que terminaba en “tierra de Cementerio”. Cuando escuché ese final imaginé o se me apareció una nena muy chica, así como la describo al comienzo de Cometierra, flaca, de cabello largo y oscuro, sentada contra la tierra de un cementerio, que empezaba a comer tierra desde abajo de su cuerpo. Esa imagen me impactó tanto que dejé de lado los cuentos que venía escribiendo y me puse con todo a trabajar en esta novela. En seguida vino la idea de que quizás algo de la vida de las personas que acababan de morir volvía a la tierra junto a la carne, la sangre, los huesos. Algo que podemos llamar alma, espíritu, memoria, experiencia vital, de acuerdo a lo que crea cada uno, y la tierra se lo quede guardado. Cometierra lo que hace es poder verlo, poder leer la tierra y contarle a los buscadores a dónde dice la tierra que están sus seres queridos y qué les pasó.
También te puede interesar: “La imaginación es peligrosa”: Benjamín Labatut
¿Cuánto tiempo te tardaste en escribirla?
Cometierra me demoró más de cinco años entre escritura y corrección.
¿Qué aprendiste o descubriste al escribir esta novela que no se podría en un taller?
Al escribir Cometierra fui revelando mi propio método de escritura, y eso es algo que me llena de satisfacción. Siempre estoy pensando en escribir. Creo que me demoré tanto en tener el tiempo y la determinación en decidir postergar otras cosas para tener tiempo de escritura, que ahora que lo hice y logré publicar una primera novela, solo quiero seguir escribiendo. Generalmente le robo horas al sueño, me levanto muy temprano y me pongo a escribir. Una hora, dos horas, media hora. Lo que pueda, pero con constancia. Muchas veces leo algún libro de poesía con un lápiz negro en la mano. Escribir es un hermoso camino de ida.
La novela toca un tema duro y muy delicado, el de los feminicidios, ¿fue difícil o emocionalmente desgastante escribir esta historia?
Fue difícil porque a veces era muy triste profundizar en estas desapariciones, y el día a día de la escritura en muchas ocasiones vino acompañado con noticias de feminicidios, entonces escribir con esas noticias resonando en la cabeza, con las caras de las chicas y sus madres, hijas, hermanas pidiendo justicia es realmente duro. Pero traté de equilibrar esa lectura con la parte luminosa de Cometierra, que es también una historia de profundo amor entre hermanos, de esos amigos que llegan a la vida de la protagonista y se quedan a acompañarla siempre, de sus primeros romances, del despertar a la vida sexual, de la enorme vitalidad que tienen los chicos a esa edad que salen, que van a bailar, que escuchan música, que van a una feria a hacerle un regalo a su hermano.
¿Por qué elegiste visibilizar la violencia en contra de las mujeres a través del arte?
Me parece que el arte en general, y la literatura en particular, pueden generar discursos que sensibilicen, muy diferentes a las estadísticas y sus números fríos o a ciertas notas periodísticas. La literatura puede sumergir al lector en una experiencia que lo atraviese, que logre conmoverlo y que implique una experiencia de la que no va a salir de la misma manera que entró al libro. Claro que la literatura no puede resolverlo todo, pero puede plantar esa bandera tan necesaria y empezar a problematizar y a discutir soluciones.
También te puede interesar: Mariana H y su amor por la música
El don de la protagonista puede ser visto también como una especie de maldición, al tener que revivir tantos sucesos dolorosos. ¿Por qué decidiste someter a Cometierra a eso?
Desde el principio me pareció que el don de Cometierra tiene esta doble naturaleza, es una bendición con su lado maldito porque la obliga a ver la oscuridad más profunda de la sociedad. Algo que generalmente ocultamos, eso que incomoda a los poderosos. Cometierra relata el lado oculto de nuestras sociedades anudando tierra y justicia.
Cometierra ha sido todo un éxito en Argentina y fuera de ahí, y quería preguntarte si eso te ha generado algún tipo de presión.
Estoy muy contenta con la repercusión en Argentina, que la novela anda por la séptima edición y en España que va por la cuarta, pero siempre quise que esta historia llegara a México porque tantas veces vi en los noticieros y leí en diarios y libros este tipo de violencias en México, desde las cruces en el desierto hasta el documental de Marisela Escobedo y su hija Rubí, que de alguna manera pienso que es también un libro especial para las mujeres mexicanas.