Todos conocemos criaturas como los nahuales o los aluxes. Pero hay muchas otras criaturas mitológicas mexicanas dignas de una mención. Así que aquí te presentamos un par de seres de la cultura mexica.
Hay que tomar en cuenta que la mayoría de estos entes son mencionados en historias tan antiguas que no se sabe con exactitud cuándo surgió su leyenda. Sobre todo, porque después de la Conquista, muchos de estos quedaron poco a poco en el olvido.
Criaturas mitológicas mexicanas
La tradición oral es muy poderosa porque, a través de la memoria y de la transmisión de las historias de generación en generación, permite la supervivencia de este patrimonio.
Sin embargo, el soporto escrito en códices, manuscritos y libros han sido indispensables para el estudio y proyección de estos mitos y leyendas.
Cihuacóatl, la mujer mitad serpiente
Esta es una de las criaturas mitológicas mexicanas que todos deben conocer. Sobre todo, porque era de las deidades más importantes para las culturas nahua, otomí y mexica.
De hecho, es de las primeras diosas mencionadas en el famosos Códice Florentino. Sin embargo, Bernardino de Sahagún se refiere a ella como un ser maligno que trae miseria a los hombres.
Pero la historiadora Carmen Aguilera describe de otra manera a esta mujer con cuerpo de serpiente en su texto Cihuacoatl, diosa de la fertilidad. En él menciona que esta diosa se relacionaba mucho con la agricultura. Ya que dotó a la humanidad con instrumentos para la siembra.
Además, los mexicas pensaban que las serpientes atraían la lluvia, por lo que Cihuacóatl también combatía las sequías. Por otro lado, el investigador Rodrigo Martínez habla sobre otros aspectos de esta diosa en su artículo Las apariciones de Cihuacóatl.
Menciona que Cihuacóatl en varios textos también era conocida como Tonantzin, la madre de todos los hombres. Para los españoles era una referencia clara a dos mujeres del culto católico. Por un lado podría ser Santa María, la madre de dios. O quizás, por el cuerpo de serpiente, también era una referencia directa a Eva.
Aunque eso no es todo, ya que Cihuacóatl también es la base de la leyenda mexicana más famosa: la Llorona. En el mismo texto de Rodrigo Martínez, se menciona que en el códice Florentino hay varios extractos donde se menciona que esta diosa se aparecía por las noches, llorando por las calles mientras gritaba “Oh hijos míos, guay de mí, que ya os dejo a vosotros”.
Cipactli y el mito de Tlaltecuhtli
El caso de este ser es muy particular. Pues es una de las criaturas mitológicas mexicanas ignoradas, aunque se relaciona con un mito muy popular entre los mexicas.
Como menciona Arqueología Mexicana, en su artículo “La escultura de Tlaltecuhtli del Templo Mayor de Tenochtitlan”, El cipactli era un animal que habitaba en las aguas primordiales (antes de la creación). Se trata de una ser mitad reptil, mitad pez que tenía muchos ojos y bocas, por lo que siempre estaba hambrienta.
La importancia del cipactli es la relación que tiene con el mito de Tlaltecuhtli. El reportaje Tlaltecuhtli, La devoradora de cadáveres, realizado por Elda Lastra para el INAH, menciona que los dioses Quetzalcóatl y Tezcatlipoca bajaron del cielo en forma de serpientes.
Entonces tomaron al cipactli, uno por la mano derecha y pie izquierdo y otro de la mano izquierda y pie derecho. La apretaron tanto que partieron a la criatura por la mitad y así nace Tlaltecuhtli.
No creas que lo hicieron por gandallas; sino que así inició la creación. De la mitad para abajo, el cuerpo se convirtió en el cielo (la parte masculina). De la mitad hacia arriba se creó la tierra (el lado femenino).
Sin embargo, este nuevo ser no dejó atrás el hambre del cipatli. De hecho, de acuerdo a un texto de los arqueólogos José Álvaro Barrera Rivera y Alicia Islas Domínguez, demandaba ser alimentada con los corazones y sangre de los hombres. Por eso también se le conocía como “devoradora de cadáveres”. Sin embargo, transformaba esos cuerpos en semillas.
Igualmente, Tlaltecuhtli devoraba al sol todas las noches y lo paría de nuevo cada amanecer. Por eso es una deidad devoradora y dadora de vida.
Actualmente puedes conocer más de esta deidad gracias al monolito que fue descubierto en 2006 por José Álvaro Barrera y que se exhibe en el Museo del Templo Mayor.
Xicalcóatl, la serpiente de jícara
Esta es de las criaturas mitológicas mexicanas menos conocidas. Y no es para menos, pues la mayor referencia la encontramos en la obra Historia general de las cosas de Nueva España, escrita por Bernardino de Sahagún.
Describe a la xicalcóatl como un tipo de serpiente que podía ser de tamaño grande o también pequeño. Su cuerpo estaba lleno de escamas tan negras y brillantes que parecía estar labrada en obsidiana.
Era conocida como una serpiente de jícara y esto se debe a que en medio de su lomo tenía una protuberancia en forma de jícara. Normalmente, esta parte de su cuerpo era muy colorida y llena de detalles.
Cuando la xicalcóatl quería cazar, se sumergía en lagos y ríos, pero se mantenía cerca de la tierra. Esto es porque la jícara en su espalda servía como señuelo. Pues las personas solo veían una artesanía muy valiosa flotando en el agua.
Con el cuerpo sumergido, la serpiente se iba adentrando poco a poco en el agua mientras las personas se acercaban para agarrar la jícara. Sin embargo, nunca lo lograban, pues la xicalcóatl comenzaba a mover las aguas para ahogar a sus presas.
Ahuízotl, el perro acuático
Entre las criaturas mitológicas mexicanas también encontramos al ahuízotl (a veces escrito auítzotl) y cuyo nombre significa “el espinoso del agua”. Podría considerarse una especie de nutria o perro acuático y su principal característica es tener una mano humana en el extremo de la cola.
El Museo Nacional de Antropología, menciona que era considerado un enviado de Tláloc, dios de la lluvia. ¿Y por qué tenía esa perturbadora mano? Porque con ella atrapaba hombres para ahogarlos y así enviarlos a casa del dios como sus servidores.
Xochitónal, el lagarto del inframundo
Todas las culturas tienen seres que acompañan o guían a los hombres en su camino por la muerte. La nuestra no es una excepción y el xochitónal es una de esas criaturas mitológicas mexicanas que pocos conocen.
El Diccionario de mitología nahoa (nahua) escrito por Cecilio Agustín Robelo, lo describe como un enorme lagarto que se mantiene sumergido en las aguas negras del Apanuiayo. Se dice que las almas que llegaban aquí tenían que luchar contra el xochitónal para así llegar al Mictlán.
Maquizcóatl, la serpiente de dos cabezas
Ya viste que las serpientes están muy relacionadas con las criaturas mitológicas mexicanas. Otra de ellas que es muy importante es la maquizcóatl. Se trata de una culebra de dos cabezas.
El artículo “Los animales en la Mirada de Sahagún”, menciona que es un ser pequeño. Tiene cuatro rayas negras en el lomo, cuatro rojas de un lado y otras cuatro del otro. Encontrarte con ella era señal de mal augurio.
Alfredo López, en su artículo “La palabra tetzáhuitl y su significado cosmológico” y en donde cita al Códice florentino, menciona que una vez que una maquizcóatl se cruzaba en tu camino, no quedaba de otra.
Tenías que ponerla en tu brazo y si la serpiente se acomodaba como si fuera un brazalete, el augurio era la muerte. Si no se acomodaba y se iba, no tenías nada que temer.
La representación más famosa de la maquizcóatl es un pectoral utilizado por altos mandos. Está hecha de madera de cedro y cubierta por mosaicos de turquesa. Desde 1894 es parte de la colección del British Museum.
Youaltepuztli, el hacha nocturna
Esta es de las criaturas mexicanas mitológicas más terrorífica de todas. Aparece en el texto Historia general de las cosas de la Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún.
El texto menciona, que el dios Tezcatlipoca le encantaba causar miedo entre los pobladores. Para eso, hacía uso del youaltepuztli. Primero, en medio del silencio de la noche, la gente escuchaba golpes parecidos a los de alguien cortando leña. Desde entonces ya sabían que estaban en presencia del mal.
Los más valientes iban tras el sonido y descubrían una figura que no deja verse con facilidad. Pero cuando al fin la alcanzaban, el terror los invadía por completo, pues ante ellos se aparecía un cuerpo sin cabeza, con el cuello cortado como un tronco y el pecho abierto que dejaba al descubierto el corazón.
Sahagún menciona que aquellos que eran tan valientes como para tomar su corazón, podían ser premiados por Tezcatlipoca.
Ixpuxtequi
Aunque esta bestia es igual de terrorífica que la anterior, es de esas criaturas mitológicas mexicanas de las que no se tiene mucha información.
Su nombre significa “cara rota”, y se trata de una criatura que acecha a los hombres por las noches. El Diccionario de mitología nahoa de Agustín Robelo, menciona que es uno de los cuatro dioses de la muerte.
Tiene forma humana, pero patas de ave en lugar de piernas. Además, se le retrata en el Códice Vaticano como un ser sin mandíbula, y lo califica como un ser parecido a Satanás. Se decía que andaba por las noches por calles solitarias.
Quinametzin
Todos conocemos al gigante Goliat, pero ¿sabías que entre las criaturas mitológicas mexicanas se menciona una raza de titanes? Eran los quinametzin.
Los gigantes son mencionados en distintos códices, en el de San Juan de Zumárraga, el Florentino y hasta el Vaticano. Agustín Robelo, en su Diccionario de mitología nahoa, menciona que “quinametzin” en realidad es el plural de “quinametli”, que significa gigante.
Algunos autores dicen que esta raza de titanes en realidad fueron unos de los primeros habitantes de México. Por ejemplo, el códice Zumárraga dice que los quinametzin fueron destruidos con la catástrofe con el Atonatiuh; el sol de agua que inundó con un gran diluvio a la tierra.
Así como estas criaturas mitológicas existen decenas de leyendas y mitos prehispánicos que te provocarán más de un escalofrío. ¿Conoces otras?