Confesión de un sicario, de Juan Carlos Reyna
Por: Fernando Delmar Huerta
La manera del autor para lograr semejante retrato es tan sencilla como perturbadora: Drago es un sicario, otrora lugarteniente de un poderoso cártel del narcotráfico, que ahora vive bajo el Programa de Testigos Protegidos de la PGR. El libro es su relato, una larga entrevista. Duele. Espanta. Confunde.
Un volumen de ejercicio periodístico tan largo, en la mayoría de los casos cuando se aplica, puede resultar tedioso, soso por su exactitud informativa, falto de humanidad. Pero Confesión de un sicario enchina la piel por su extraordinaria narrativa, la crueldad de sus contenidos, la relevancia de sus temas.
En el libro descubrimos, por ejemplo, las interminables redes de corrupción dentro del gobierno mexicano, la exactitud quirúrjica que tiene un pistolero "de los buenos" y el resultado brutal de una vida que resume sus éxitos en que "lo único que sé hacer es matar".
Los hilos cruzados entre la muerte, el dinero, la corrupción y la ilegalidad (clásicos temas de la narrativa) se acentúan exponencialmente cuando hablamos de una persona, una sola, responsable de cientos de asesinatos.Una cosa es leer cifras en los periódicos y otra dimensionar lo que un cuerpo humano es capaz de hacer en contra de otros.
“Juárez es un cementerio. Yo he cavado la tumba de 250 cuerpos”, dice Drago, sin aclarar su responsabilidad en esas muertes.
La pobreza, la destrucción de los núcleos sociales más básicos para la supervivencia de cualquier país, se articulan en la vida de Drago con sorprendente ternura.
“…mi padre me llevó a mí y a tres de mis hermanos al circo. Llevamosnuestro chili y nuestras galletas para no gastar. Ese fue el día másfeliz de mi vida."
Lugar común, decir que un libro convierte a una figura en una persona, pero Juan Carlos Reyna logra hacer de Drago un ejemplo vivo de los problemas del país.
“Tenemos educación, sentimientos. Yo podía dejar de torturar a alguien,ir a cenar con mi familia y regresar. Desconectas ciertas partes de tumente. Es un trabajo, sigues órdenes”.
El horror se manifiesta en la normalidad. Un país carcomido, desesperanzado, avatido ya por la mente criminal.
Una tragedia.
Confesión de un Sicario, de Juan Carlos Reyna, puede conseguirse en Librerías El Sótano, Miguel Ángel de Quevedo No. 209. $190.