Alguna vez fueron cines simbólicos de la CDMX... pero tronaron y fueron demolidos
A estos cines que alguna vez fueron muy populares en la CDMX se les acabaron sus años de oro... y terminaron siendo demolidos.
Por: Paola Loera
¡Qué dolor recordar estos icónicos cines “viejitos” de la CDMX que fueron demolidos! Quizá a muchos de nosotros no nos tocó disfrutarlos en todo su esplendor, pero seguro tus papás o abuelos tienen alguna anécdota en uno de estos.
Los cines llegaron a la ciudad durante el Porfiriato, como estaban pensados para la élite no escatimaban a la hora de diseñarlos. Los inmuebles que los albergaban eran palacios, con un diseño y arquitectura tan especial que se convirtieron en iconos de la ciudad. Estas características se mantuvieron en las nuevas salas que aparecieron a partir de la época del cine de oro —1939— en la CDMX.
Cada colonia contaba con al menos una sala donde se exhibían musicales, películas de acción, cine nacional e incluso eran de permanencia voluntaria —a nosotros ya no nos tocaron esas mieles—. Quizás ir al cine no era el plan de cada semana para toda la población, pero sí eran puntos de referencia de los capitalinos debido a las espectaculares edificaciones, las cuales eran motivo de admiración en los medios.
Q.E.P.D. los palacios cinematográficos
Pero si eran tan bonitos, ¿por qué desaparecieron? Los cines antiguos son un caso muy específico, como les platicamos, antes de las grandes cadenas existían los cines independientes que adoptaron la estética europea, se encontraban en edificios increíbles —como el Cine Encanto—, contaban con una fachadas imponentes —como el Orfeón— o un estilo muy peculiar —como el Palacio Chino— y por lo mismo su mantenimiento era alto.
En 1994 el peso se devaluó y llegó la fatídica crisis económica a la que muchos no pudieron hacerle frente. Este mismo año Cinépolis apareció en el mercado con salas multiplex e innovaciones digitales contra las que no podían competir los cines independientes. Aunque estos nuevos modelos eran mucho más cómodos, también dieron salida a los palacios cinematográficos con personalidad única, aquellos que ofrecían una experiencia particular y que fueron punto de encuentro de los chilangos por años.
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Cines entrañables que fueron demolidos
Cine Latino
Por poco se convierte en el primer cine de Paseo de la Reforma. Su construcción inició en 1942, pero por algunos retrasos fue inaugurado hasta 1960 en la Zona Rosa. Durante años fue un emblema de la colonia debido a su llamativa fachada de doble altura, sobria pero con las enormes letras CINE LATINO que daban la bienvenida. El proyecto fue realizado por los arquitectos Gabriel Romero, Carlos Vergara y Guillermo Salaza; en su interior albergaba un mural del artista Octavio Ríos.
Imagínate esto: una cálida tarde de 1975, acabas de tener una cita romántica en el Bellinghausen. Caminan hacia Reforma porque aún no quieren separarse, a lo lejos aparece la marquesina del Cine Latino y su más reciente estreno: Barry Lyndon. Está fino, ¿no? Este lugar fue sede la Muestra Internacional de Cine hasta 1995, ahí comenzó su decadencia. Los noventas fueron insostenibles, cayendo en el abandono hasta el 2009 que fue demolido para dar lugar a una torre que hoy alberga un WeWork.
Sobre Paseo de la Reforma se encontraba un cine muy grande, llamado Cine Latino, ahora es la Torre Reforma Latino, en ese cine cuántos estrenos ni vi en compañía de mis amigos. pic.twitter.com/eiEk4SmqrI
— Crónicas de Banqueta (@cronicabanqueta) January 14, 2020
Cine/Teatro El Roble
En el número 133 de Reforma, por ahí de 1950, abrió el Cine El Roble, parte de un edificio que incluía un teatro y también un hotel. Según la memoria ciudadana, dicen que esta era la sala más hermosa de chilangolandia, ya que contaba con un enorme vestíbulo engalanado con estatuas y columnas de estilo grecorromano, espejos de piso a techo que daban la sensación de amplitud y una enorme sala art decó con un impresionante cortina que cubría la pantalla. Lo que es, ya no hacen las cosas como antes.
En 1979 cerró por daños estructurales derivados de un sismo de 7.6 grados Richter. Aunque las oficinas continuaron abiertas, este fue el final del cine, el teatro y el hotel. El 19 de septiembre nuevamente se sacudió la ciudad y ya no hubo forma de salvar al famoso Roble. En los años noventa el fue demolido. Hoy en su lugar se encuentra el Senado de la República, las tardes de gala viendo cine internacional queda sólo en la memoria.
Cine y edificio el roble en 1959 #mexdelrecuerdo #ayer #ciudad #calles #recuerdos #Cine #reforma #recuerdos pic.twitter.com/lF54GffkyS
— México del Recuerdo (Oficial) (@morenosanchez03) October 19, 2020
Cine Chapultepec
Mucho antes de ser una ciudad de rascacielos, la CDMX —Distrito Federal en ese entonces— fue un lugar de palacios con cines espectaculares. El Cine Chapultepec abrió en 1944, convirtiéndose en la primera sala de cine de la avenida Reforma y una de las más populares. Siguiendo la estética de la época, su entrada estaba decorada por un enorme letrero donde se leía CHAPULTEPEC, mientras que la marquesina mostraba las películas de actualidad, nacionales como internacionales.
Algo que llamaba la atención era su tamaño, por fuera daba la impresión de tener una sala en la que apenas entraban unos cuantos, sin embargo contaba con más de 2 mil butacas las cuales se llenaban durante los estrenos —olv mucho antes del covid—. La popularidad del cine decayó en los ochentas, ya que los asistentes preferían la comodidad de las modernas salas pequeñas. A principios de los noventas fue comprado y en 1997 demolido. En este predio fue construida la Torre Mayor.
Donde hoy está la Torre Mayor un día estuvo el Cine Chapultepec.
— Así Fue México (@AsiFueMexico) May 5, 2019
En esta foto de 1955 se anunciaba el estreno de “El Prisionero” con Alec Guiness, Jack Hawkins y dirigida por Peter Glenville.#AsíFueMéxico #Cine pic.twitter.com/xlYEr2g6Xo
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Cine Lindavista
¿Es un salón de fiestas infantiles? ¿La puerta a Andalacia? ¡No! Es el cine más kitsch que existió en la ciudad y se llamaba Cine Lindavista. Este lugar aún es añorado por los norteños ya que por años fue punto de encuentro: “No había falla, te quedabas de ver en la torre del Cine Lindavista y llegaban”, mencionan algunos internautas. Abrió sus puertas en 1942, fue diseñado por Charles Lee con estilo colonial Californiano y una distintiva torre que emulaba un faro.
En 1970 adoptó la característica fachada de castillo con personajes de Disney, ya que se convirtió en sede oficial de suss películas. Su vestíbulo era un sueño: esculturas de los personajes, globos, marquesinas con los posters de las pelis más recientes…¡qué recuerdos! Pero en los noventas el nuevo modelo de cines se comió al icónico Lindavista, comenzando el nuevo milenio fue vendido y su famosa torre demolida. Ahora hay un inconcluso y abandonado templo católico.
El cine Lindavista, en Insurgentes Norte y Montevideo, anuncia la cinta “Los que supieron morir”, de 1943: https://t.co/5dDwqwmsUz pic.twitter.com/VFcpGFH4EG
— México en el Tiempo (@cdmexeneltiempo) October 26, 2017
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Cine Manacar
La pérdida más reciente de los cines de la CDMX que fueron demolidos —¡y qué dolorosa!— es el Cine Manacar, el cual se ubicaba en el predio donde se encuentra la torre con el mismo nombre. Esta sala cinematográfica formaba parte de un Centro Urbano diseñado por los arquitectos Enrique Carral, Victor Bayardo y Héctor Meza en 1963; su estilo funcionalista representaba la estética elegante y moderna de la época.
Su diseño interior también destacaba entre las salas cinematográficas del momento. Lo que más llamaba la atención era su maravilloso telón de madera plegable, obra del artista guatemalteco Carlos Mérida. Cinemex puso fin a este emblema en los noventas, cuando compró el espacio y colocó pequeñas salas multiplex. Tras severas mutilaciones, el Centro Urbano Manacar fue demolido en 2013 para dar lugar a una nueva torre con un centro comercial.
El cine Manacar en la década de los setenta: https://t.co/F1OnTp2t03 pic.twitter.com/548ODs7yLJ
— México en el Tiempo (@cdmexeneltiempo) October 21, 2018
Antes de demoler estos impresionantes se podía repensar su arquitectura y funcionalidad, preservar su patrimonio, evitar que queden perdidos en la memoria. Esperemos que la voracidad de la ciudad no continúe comiéndose los más emblemáticos edificios de la ciudad.