Chilango

Chavela Vargas, la dama del tequila

Especial

A pesar de ser perseguida por su preferencia sexual, atrapada por el alcohol y acosada por las enfermedades, Chavela Vargas nunca abandonó la parranda y los amores, supo domesticar los excesos de la vida bohemia para construir su éxito, ganarse el cariño del público y cantarle al amor y al desamor.

Con gestos desafiantes y envalentonados, cara en alto, mirada retadora, brazos en jarra y marcando con un golpe de aire los fuertes acentos de las palabras, Chavela Vargas creó su propio estilo, que la colocó como una de las máximas exponentes de la música ranchera.

Aquí te presentamos 20 momentos de su vida.

https://www.youtube.com/watch?v=8UCnM-PiFwM

En defensa de su amor

Isabel Vargas Lizano nació el 19 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Costa Rica. Salió de su país por los golpes que recibió en la adolescencia, al sentirse atraída por otras mujeres. En la autobiografía Y si quieren saber de mi pasado (2002) aseguró: “cuando era pequeña me dijeron que me iban a excomulgar por ser lesbiana”, y su padre la amenazó: “¡Me avergüenzo de ser tu padre y me avergüenzo de que seas mi hija! ¡Haré que te encierren en un reformatorio!”.

Años después declaró acerca de la salida de su país: “cuando la gente es hipócrita no tiene valor para romper esquemas, por eso yo no admito que nadie se entrometa en mi vida, que nadie me juzgue. Además yo no considero un pecado el amor… Tú nunca te dejes llevar por el “¡ay, que van a decir en mi casa; ay, que va a decir mi mamá!” No, señor, yo me voy con quien me dé la gana, por quien yo sienta amor”.

Ni Isabel ni Chabelita, ¡Chavela!

En el libro “Las Verdades de Chavela”, escrito por la cantante, Ana Paula Meza y María Cortina se aclara que “es Chavela, así con ‘v’, nomás por joder, sólo por no escribir su nombre como las otras Chabelas”.

Aquí aprendió a cantar

Llegó a México a los 17 años, trabajó aseando casas y vendiendo ropa para niños. A finales de los años 40 comenzó a cantar y a ganarse el nombre de Chavela Vargas. Su prestigio le permitió cantar en la boda de Elizabeth Taylor y Mike Todd. En 1961 grabó su primer disco.

Despierta pasiones

Compartió una gran amistad con Frida Kahlo; la pintora escribió sobre La Chamana en una carta que Kahlo dirigió al poeta Carlos Pellicer:”Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, lesbiana, es más se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo. Pero creo que es una mujer lo bastante liberal que, si me lo pide, no dudaría un segundo en desnudarme ante ella… Ella, repito, es erótica. Acaso es un regalo que el cielo me envía. Frida K.”. La carta original fue entregada a la cantante por el coleccionista de antigüedades Carlos Noyola, durante la presentación del libro “Las verdades de Chavela” en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2009.

Las parrandas de Madrid

Durante sus largas campañas etílicas y festivas por Madrid, Chavela acompañaba a Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina y Miguel Bosé, aunque este último no tomaba, en la juerga. En la cantina El Tenapa, propiedad de Sabina está pintada Chavela Vargas junto a Agustín Lara.

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Vínculo con García Lorca

Vargas habitó el mismo cuarto que el poeta Federico García Lorca, en la Residencia de Estudiantes de Madrid. La Chamana cuenta que durante su estancia recibía la visita de un pajarito amarillo que contenía el alma del poeta español; aseguró que de ahí nació una relación perdurable más allá del espacio. De ahí surgió la idea de hacer un homenaje musical, que se materializó en el disco La luna grande.

Resucitó de las cenizas

Tras irrumpir e impresionar con su voz e irreverencia a principios de 1950, la bohemia y el gusto por el tequila frenaron su carrera. Después de una larga época errática, Chavela decidió volver a cantar a principios de los 90. Manolo Arroyo la redescubrió en El Hábito, en Coyoacán, donde cantaba, y la llevó a España. A partir de ahí: el éxito.

Entrega la estafeta

La Chamana considera a Lila Downs su sucesora. Durante un homenaje que Downs le rindió a Vargas en el Teatro de la Ciudad en 2009 dijo: “Para los males del cuerpo tenemos los doctores… Para los males del corazón y del alma tenemos a Chavela Vargas”.

Afortunada en el canto desafortunada en el amor

Ha sido contundente: “Yo quise y nunca me correspondieron… (Al amor) nunca lo recibí por la desconfianza que me tenían, me fue re mal en el amor, en el amor me fue de la patada”. Por eso declara que el amor no existe, que es un invento de las borracheras. “Yo amo con el hígado, el corazón no tiene nada que ver en esto”.

Estilo propio

Durante sus inicios, Chavela Vargas no obtuvo reconocimiento, incluso se le llegó a recomendar que dejara la música. Ella, al contrario, decidió colgar el vestido escotado y los zapatos de tacón, cambiar su estilo y adoptar pantalones de manta, blusa sencilla y un jorongo (además de su pistola). Así es como llegó a conocer a José Alfredo Jiménez, con quien mantuvo una profunda amistad y con quien compartió muchas parrandas para celebrarla.

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Sanación increíble

Lo que no pudo hacer la ciencia médica para sanar a Chavela Vargas lo realizaron los curanderos huicholes. Chavela tenía pólipos en el intestino (que podía degenerar en cáncer); ella cuenta: “Un día amanecí y me dije: ‘voy con las chamanes huicholes y, si me voy a morir, pues que me muera’. Fui con ellos a San Luis Potosí y les dije lo que me pasaba y me contestaron: ‘ya lo sabemos’. “Me preguntaron: ‘¿Vienes dispuesta a curarte?’. Les contesté: ‘vengo dispuesta a morir, a curarme, a lo que sea’”. Después de un ritual quedó curada para asombro de los galenos europeos.

La Chamanería

Tras ser curada por el rito huichol, leer Las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castañeda y conocer a María Sabina, la intérprete de La llorona se hizo chamana. “Soy sacerdotisa de la etnia huichol y del arte puro”. Incluso hizo una curación: “Una vez se me estaba muriendo un niño a la orilla del mar, en la selva, de peritonitis, y sus papás me decían que le diera un remedio y les dije, ‘no soy médico’, de repente escuché una voz que me dijo: ‘lo vas a curar, ve y corta un pedazo de una hoja de plátano que se llama urrade’; hice un preparado, se lo di y se curó. Esa es la curación de chamán”.

Defensora de la identidad

En una entrevista señaló que el empobrecimiento de un país radica en la pérdida de identidad y dio un ejemplo: “El saludo indígena que te pregunta ‘¿cómo está tu corazón hoy?’ se está perdiendo. Ahora te dicen: ¿qué pasó güey?”.

Sobre la muerte

En 2004 la operaron de las carótidas (arterias que pasan por el cerebro), le pusieron una sonda desde la ingle hasta la vena de la frente. El doctor le dijo: ‘si no la opero se muere y si la opero se muere’. Y ella respondió: ‘que me muera, juéguesela’. A los ochos días estaba como nueva y afirmó que le quedaba un año de vida nada más. Se expresaba así: “la muerte es una liberación, es un vuelo hacia la libertad eterna… La vida me ha dado todo a mí, menos dinero, que no me importa”.

Morir en martes

En junio de 2007 Chavela Vargas dijo: “Quiero morirme un martes, para no fregarle el fin de semana a nadie. Nada sucede los martes, son muy aburridos”. Y lo ratificó en su cuenta de twitter en mayo de 2012, tras el repentino fallecimiento del autor de Aura: “Yo, como Carlos (Fuentes), quiero morir un martes o miércoles. No me gustaría arruinarle el fin de semana a nadie…”.

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Buena copa

El 15 de marzo de 2012 publicó en su cuenta de twitter: “Me tomé cuarenta y cinco mil litros de tequila y aún puedo donar mi hígado”. Aunque la cantante tuvo problemas con su manera de beber, siempre fue “bien portada”: “Yo soy la antítesis de la vergüenza, aunque no lo crean. Cuando fui borracha nunca hice nada malo, nada más me caía en todos los hoyos que encontraba y con todo y carro me caía… Me desgracié toditita, me emborraché 25 años, no los perdí, los viví en la cantina y me divertí muchísimo. Dejé de beber y, a estas horas, aún busco mi alma”.

Amores y amigos

José Alfredo Jiménez fue su gran amigo, con María Félix nunca se llevó bien y a Agustín Lara lo trató “por encimita”, pero nunca amó tanto a alguien como a Frida Kahlo. Chavela Vargas tuvo varios amoríos con “señoronas” entre ellas Frida Kahlo, con quien convivió varios meses en la Casa Azul de Coyoacán. En los años 50 acompañada de José Alfredo Jiménez le llevaba serenatas a sus amores, sin importarle que eso trajera consigo insultos de los transeúntes.

¿Hijos? ¡Jamás!

Chavela Vargas no tuvo hijos, la idea la horrorizaba “¿Para qué?, ¿para que me saliera una cosa espantosa?, ¿un borracho?, no lo soportaría en un hijo mío, en los demás lo aguanto… No iba a ser una buena madre, borracha y parrandera, ¿cómo iba a estar con el niño bajo el brazo cantando con los mariachi?”.

Calificación del Monsi

La primera vez que Carlos Monsiváis vio a Chavela Vargas fue en el funeral de Frida Kahlo. Años después, la definió como la voz de la desolación: “Cuando Chavela Vargas empezó a cantar a finales de los 50, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical… No sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación”.

Encumbrada por el gobierno mexicano

En 2004 recibió la primera postulación al premio Príncipe de Asturias, pero hace unos meses su candidatura volvió a ser promovida, esta vez por el Consejo Nacional para la Cultura y la Artes (Conaculta). En la argumentación se dice: “Una voz inconfundible e inaudita, impropia de una época que pregonaba un optimismo superficial, colectivo, apoyado en la exaltación de los valores patrios, y que tan vistosamente ejemplificó el cine de Jorge Negrete y Pedro Infante, con sus armaduras de charro, los sombreros excesivos y las estruendosas trompetas del mariachi. Por aquel entonces no había muchas voces femeninas”. En el documento se incluyen opiniones del cineasta Pedro Almodóvar y del cantautor Joaquín Sabina, y de los escritores Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis. El premio consiste en un cheque de 50 mil euros y una estatuilla echa por Joan Miró.

Chavela Vargas recibirá el martes un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes.