Chilango

Caravaggio Experience, alta tecnología en el Munal

Foto: Facebook Munal

Ya se inauguró Caravaggio en el Munal

«Ver a Caravaggio en el Munal, en digital, no es ver a Caravaggio». Es cierto. Es casi como ver una película después de haber disfrutado hoja tras hoja, detalle tras detalle, el libro de la misma historia. Pero así como hay cintas que le hacen justicia a la obra literaria, hay digitalizaciones profesionales cuyo alcance tecnológico pueden convertir en toda una experiencia el presentar la obra completa de un pintor.

Es el caso de Caravaggio Experience, parte de la exhibición Caravaggio. Una obra, un legado –Museo Nacional de Arte– de la que hay que aclarar: en el mundo existen apenas 70 obras del artista lombardo, la mayoría no salen de Italia, habría que subir a un avión para poderlas ver. Es por eso que tener a la Buona Ventura (1595) –aunque sea sólo una pieza original– en la sala de un museo chilango es un privilegio.

Conformarse con el resto de las obras más emocionantes del pintor en digital podría sonar desalentador; sin embargo, la videoinstalación multisensorial (como la presentan), obedece a una tendencia europea que por fin llega a México, y que genera una experiencia artística, a través de un ágil mapping de obras representativas que se proyectan sobre paredes y suelos, acompañadas de música y hasta aromas. Así podemos ver a la imponente Medusa con sus serpientes reptando por las paredes del museo, o al David sosteniendo teatralmente la cabeza de Goliat.

No es lo mismo, insisto, pero es una buena opción para disfrutar y conocer piezas que quizás de otra manera, la mayoría no tendría oportunidad de ver. Además, la tecnología usada ya no es como la de hace unos años –cuando, recuerdo, presentaron una exposición de Da Vinci y simplemente se trataba de algunas piezas digitalizadas proyectadas sobre pared– y que era francamente decepcionante pensar que eso era ver una exposición de Da Vinci en México.

Las obras que la acompañan al lienzo tampoco son poca cosa, está la Magdalena de Zurbarán, el Santo Tomás de López de Arteaga, y otros imperdibles del arte novohispano, cuya creación fue influenciada por la técnica caravaggista: tenebrismo y claroscuro.

Habría que destacar el esfuerzo de gestión, curaduría y museografía por parte del equipo que compone el Munal, pues, como muchos de los museos de nuestro país, lucha por meter gente a su recinto, reinventándose ante presupuestos adversos y casi nulos apoyos gubernamentales.

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La Buona Ventura (1595)

Es la única pieza de Caravaggio en el Munal, y es una de las primeras piezas que hizo el italiano, la trazó en la parte de atrás de una de las telas que había en el taller de Cesari (lugar donde estudiaba), y con ello dio vida a una de las pocas obras de las que escogería el tema libremente. En ella se observan sus primeros juegos de luces y sombras, que originarían después el tenebrismo.

Sus modelos los tomó de la calle: una gitana y un caballero adolescente. Ambos atraviesan sus miradas con un sutil coqueteo, acto que utiliza la gitana para robar el anillo del dedo anular del hombre mientras éste se deja leer la mano.