La dramaturga, Azhareel Sierra, lleva dos años retrabajando el concepto de Arqueologías del placer. Una puesta en escena que combina los sentidos, efectos multimedia y la danza, para entregar desde el cuerpo un nuevo significado de placer.
Elizabeth Morales la productora, nos cuenta cómo el feminismo articula las arqueologías del placer, y las artes escénicas, llevan este activismo feminista a la consolidación en lo escénico. “En total somos más de 80 mujeres las que nos involucramos en el proyecto, pensamos en todas las incidencias creativas alrededor de una pieza así, por ello se creo Papaya View, de donde se desprende la pieza Arder”.
Dicho episodio de Arqueologías del Placer (que si tienes suerte podrás ver en Teatrix u otras plataformas en una nueva versión) tiene todo qué ver con el placer más allá de la sexualidad o el morbo. El entendimiento de lo corpóreo nutre el montaje. Es con el útero, el movimiento del cuerpo, el desnudo, y específicamente, la transición de dolor al placer, que este montaje cobra vida.
En el acto se logra escenificar -asociar- con el fuego, la creación de un placer que se desprende de lo patriarcal y la connotación de lo doloroso a los órganos sexuales y la feminidad, para brindar el clímax máximo.
Morales narra que para ella y Sierra, es muy importante la iluminación, interacción de los cuerpos, dominio de los mismos; para que las bailarinas y el arte fluyeran de la pantalla (o escenario, según corresponda), al espectador.
Arqueologías del placer, va de dejar los sentidos, tal cual abandonarse a la experiencia, pensar en el activismo feminista desde el cuerpo, olvidar el morbo de la genitalidad. Disfrutar como el velo se desvanece, entender que los ojos resignifican los cuerpos como modelos estéticos y visuales.
Lo más satisfactorio de este montaje es derrumbar los prejuicios, narra su productora “el respeto al cuerpo con el descubrimiento del placer; es el conducto que actúa como regulador entero de lo gozoso y placentero; lograr que el público pueda acercarse desde el cuerpo”, finaliza.