En el mercado de Pantaco, ubicado atrás de la estación de trenes de la Fortuna, se esconde un tesoro. Uno apreciado entre los amantes de la tortilla y las porciones generosas de comida típica mexicana.

En este lugar encuentras puro antojito, pero los locales de “La carnala” se han vuelto famosos por sus platillos en versiones gigantes, incluyendo las tortillas que miden más de 30 centímetros.

Para los trabajadores del lugar, las tortillas son una tradición que data de más de 30 años. La señora Gloria Ortega, mejor conocida como “la carnala”, nos cuenta que cuando iniciaron su negocio servían desayunos y comidas para camioneros, traileros y ferrocarrileros. Personajes ávidos de un buen plato de comida que les diera energía suficiente para todo el día. Fue por ello que decidieron ofrecer platos abundantes. Y en las mismas proporciones, pensaron en acompañar los guisos con estas tortillas enormes de maíz blanco recién hechas a mano.

Quesadilla de La Carnala en el mercado de Pantaco

Foto: Nayelli Zepeda

Una promoción que reta a los más glotones se lee en su menú: “Si se come un guisado, 10 tortillas y un refresco en media hora, no paga en una semana”. Otro aún más aventurado dice: “Si se come dos guisados, 13 tortillas y dos refrescos, no paga en un mes”. La oferta suena tentadora y desafiante. Comida gratis por una semana o hasta por un mes, pero al ver las tortillas y las porciones, la ilusión de alcanzar a comer tan sólo la mitad de eso, se desvanecen.

Pregunto curiosa a “La carnala” si alguien, en estas más de tres décadas que llevan sus locales, alguien ha logrado cumplir los retos, ella responde con asombro: “Menos de 10 personas. Al día siguiente se trajeron unos trastes y les pusimos ahí las raciones de comida para toda la semana”, afirma. “Hace poco vino una muchachita que casi lo logra, se comió 8 tortillas, el guisado y un agua grande”.

La Carnala en el Mercado Pantaco

Foto: Nayelli Zepeda

Las quesadillas son muy distintas a los machetes. Son gruesas, gordas, más grandes que dos palmas de la mano, o casi lo que mide tu brazo desde la punta de tus dedos hasta el codo. Cada una cuesta 45 pesos. Sobre la mesa descansa también un molcajete gigante de salsa verde con aguacate desgastado por el paso de los años. Muchos comensales disfrutan arrancar pedacitos de tortilla y comerlos con la salsa.

Para este lugar no hay fiestas ni fechas feriadas en el calendario, pues abre sábados, domingos y hasta días festivos. Esta misma filosofía se refleja en su menú en el que todo el año puedes degustar platillos como el pozole, la paella, el bacalao y los chiles en nogada.

Además, hay otros guisos estrella que también se llevan muy bien con estas tortillas gigantes. Entre ellas: chamorros, pancita, birria, sopa de médula y mixiotes envueltos en hoja de maguey.

“La carnala” se despide de los comensales que se van con bendiciones y diciéndoles que vuelvan pronto, mientras sale a gritar a los que van llegando: “¡Aquí es! ¡Pásele aquí güerita!” como es costumbre entre todos los locatarios del mercado.