Desde hace siglos, la calle López del Centro Histórico de la CDMX es una fiesta para todos los chilangos aficionados a los tacos, garnachas, quesadillas, antojitos, mercados y fondas. En las ocho cuadras que comprenden la calle López, el burbujeo gastronómico impone el ritmo: cada esquina, recoveco y fachada es testigo de la historia que se ha labrado en este tramo urbano y, a la vez, un mosaico que da cuenta de las diferentes cocinas y regiones, sazones, migraciones y resistencia económica que ha construido a la Ciudad de México. Hoy hablemos de la taquera de Ricos Tacos Toluca, la estrella del changarro: Rosa González.
La vida de Rosa González y su familia también están entrelazadas con la historia de la calle López. Originaria de Mexicaltzingo, Estado de México, Rosa presenta la cocina de su región en una pequeña vitrina cargada de chorizos toluqueños, quesos de puerco, cecina y el tradicional obispo. “Mi esposo fue el primero que comenzó a trabajar en la calle López como vendedor ambulante, allá por el 2003. Él era chicharronero y vendía frente al Salón Victoria pero los vecinos y personas que pasaban le pedían tacos, así que comencé a mandarle salsa verde cruda para la venta del día”, cuenta Rosa sobre los inicios de su negocio familiar y su oficio como taquera de Ricos Tacos Toluca.
Poco a poco, Ted Oliver Rossano, esposo de Rosa, comenzó a abrirse paso elaborando los típicos chorizos toluqueños: el verde, el rojo y la longaniza. “Comenzamos a vender los productos por kilo, luego vinieron los tacos”. Rosa recuerda que el primer local de Ricos Tacos Toluca se ubicó en la esquina de López y Puente Peredo. En aquellos días, Rosa apoyaba a su esposo durante sus días libres, fines de semana y vacaciones: “Yo no podía venir a la taquería entre semana porque trabajaba en una estancia infantil en Mexicaltzingo”. Fue a partir de 2008 cuando Rosa comenzó a trabajar de lleno en el local para echar adelante el sueño familiar. “Queríamos tener nuestro propio negocio, algo que fuera nuestro”.
Ejercer el oficio de taquera no es cosa sencilla; es un trabajo duro que requiere constancia, empeño y, sobre todo, trato con el cliente. Como taquera de Ricos Tacos Toluca, Rosa lo tiene todo, pues cada taco es despachado con cariño, esmero, amabilidad y alegría. “La misma necesidad me hizo aprender a despachar, pero ahora me gusta mucho mi trabajo. Sobre todo porque lo hacemos por nuestra familia”, añade ella.
Rosa y Ted han sabido construir un gran taco, uno de los mejores en CDMX. Está el aporte de él con la receta y elaboración de los chorizos toluqueños y Rosa contribuye del lado de las salsas que elabora a diario: la asada, de guacamole, asada con chile de árbol y hervida; y las papitas a la francesa y las cebollitas asadas que coronan cada taco. “La gente dice que tengo buen sazón; no lo sé. Yo de chica no cocinaba, era de las que veía de lejos. Cuando me casé, la abuelita de mi esposo fue quien me enseñó más”.
Hoy, Ricos Tacos Toluca tiene un local más grande en la esquina de López y Vizcaínas. Su vitrina con cecina y queso de puerco sigue de pie y, sobre de ésta, los chorizos verdes y rojos ondean, pacientes, a manera de bandera bicolor que representa la patria mexiquense de la familia Rossano-González en el mundo culinario que es la calle López. “Sentimos mucho orgullo porque nuestro esfuerzo ha valido la pena”, confiesa Rosa, alegre. Larga vida a Ricos Tacos Toluca.