#MartesDeTacos: Espléndidos volcanes de suadero en la Escandón

Bienvenidos a nuestro especial de comida callejera, una guía con los mejores changarros donde hemos encontrado comidas espléndidas a pie de banqueta. Los espléndidos volcanes y quesadas de suadero y longaniza de Tacos Don George son parte de la colección 2019.

Foto: Margot Castañeda

Tacos Don George: el alivio chilango

El aceite, en un tímido pero constante hervor, confita poquito a poco la longaniza y el suadero, juntitos como suelen ir Don George no les quita ojo para que doren parejo dentro de la densidad del aceite mientras los otros taqueros despachan: “Uno de bistec por acá” y, de verdad es un bistec por taco en tortillas del 10 (poquito más grandes que las taqueras). “Dos quesadas, joven, ¿llevan verdura?”, quesada (o “quezada”, como quiera usted escribirlo), es una cama de cuatro tortillas cubiertas con harto quesillo derretido a la plancha y una capa gruesa del la carne elegida: suadero, longaniza, bistec, o todas las anteriores. “Un volcán de suadero, señorita, bien dorado”, el volcán es más bien una gringa pero con tortillas de maíz bien doraditas, carne y quesillo (haaaarto). Encima su verdurita crujiente y vámonos.

Foto: Margot Castañeda

También date estos tacos dorados de birria (con su consomé matacrudas)

Tacos Don George es la típica taquería callejera chilanga: puestito semifijo de metal blanco que solo tiene espacio para tres personas, un comalito taquero (o “de bola” o “hueco”), una plancha, una pila de huacales de cocacolas y una barrita pa’ las salsas y para apoyar el refresco. Diez comensales apretaditos bajo el techo caben cómodamente, aunque por lo regular hay más (el changarro tiene gente SIEMPRE, llueva, granice o relampaguee).

Foto: Margot Castañeda

También hay tacos de huesitos y están rifadísimos

El taco más chilango de todos

Aquí se come de pie, apretujado entre chilangos que, igual que tú, vienen sudando prisa y angustias bajo la lluvia de septiembre (o de junio o de diciembre). Uno más hambriento que el otro, todos con el portafolios o la bolsa entre las pantorrillas –porque no vaya a ser– le rendimos tributo al taco más chilango de todos, el de suadero, el taco de la noche, el de las borracheras, el de los días de poco varo; la carnita debajo del lomo de la vaca, sobre el costillar y entre la falda y la pierna, confitada en manteca y coronada con limón y guacamolito picoso. Ahí está el alivio a la desesperanza del día.