Las Chalupitas son de los platillos más característicos de la gastronomía poblana, de él fue que Don Braulio Velázquez y la señora Guadalupe, su esposa, tomaron el nombre para bautizar el local que desde hace 44 años ha traído un pedacito poblano al DF: Un lugar sin pretensiones y con un ambiente 100 por ciento casero.
La historia de Las Chalupitas comienza a finales de los años 60, cuando los fundadores, originarios del estado de Puebla, decidieron abrir un local, que ubicaron en la Colonia Escandón; tiempo después se mudaron a la calles de Michoacán y Cuernavaca (Condesa) y desde la década de los 80 se alojan en el número 275 de Alfonso Reyes, en la misma colonia.
El lugar es un espacio que te hace sentir como en la casa de tu abuelita, ese sitio al que vas para sentirte mejor después de una operación o para reconfortarte al llegar de un largo viaje: “La gente ama a Las Chalupitas, tenemos clientes que han venido del hospital o los que vienen con todo y maletas y nos dicen que incluso antes de pasar a su casa quisieron venir a comer”.
Las Chalupitas (con salsa roja, verde o con pipián) son las preferidas del lugar, este plato se sirve como entrada o plato fuerte, la elección queda a gusto del comensal. Su encanto radica en su preparación a la antigüita: usan manteca para freír las tortillitas. El resultado es delicioso, pues este detalle realza el sabor de los ingredientes.
Durante febrero, junio y octubre, Las Chalupitas organiza su propia feria; como es de esperarse, la oferta aumenta. Además de las tradicionales (cero picosas, servidas con carne de cerdo deshebrada y cebolla), preparan con tinga, cochinita, pastor, otras montadas sobre una orden de arroz y las nevadas con queso fundido encima.
Para estómagos valientes está la torta de chalupitas. “Podrá sonar raro pero si nos comemos una torta de chilaquiles o de tamal, ¿por qué no comernos una de chalupitas?”, comenta Lubin Velázquez, cuarta generación de la familia Velázquez, quien atiende el negocio.
Una de las grandes anécdotas que recuerda la familia es aquella que demuestra la fidelidad de su clientela, ocurrió en la segunda mudanza: “El local era rentado y teníamos un amparo para que no nos sacarán, pero un día se venció y los dueños llegaron a desalojarnos con todo y clientes. Los comensales caminaron, con sus platillos en la mano, de Michoacán al nuevo sitio que afortunadamente ya teníamos en Alfonso Reyes. Sin hacer corajes se sentaron para terminar de comer”.
Las Chalupitas forma parte de los 50 lugares para comer por menos de $150 de la revista Chilango del mes de abril.