Poco se habla de Rusia, pero su gastronomía es un buen pretexto para entrarle al país más grande del mundo. Acá tres alternativas para probar su cocina:
Art Café, el cuento ruso
Este pequeño rincón dedicado a la cultura rusa se localiza a unas cuantas cuadras de la embajada rusa. Aquí además de probar su cocina, tienes la oportunidad de comprar artesanías, dulces y hasta juguetes. Si te gustan los postres, en Art Café tienen una buena cantidad para endulzar el paladar. Como el medovík, un pastelito de miel o el oládushki y el blínchiki que no son otra cosa que hot cakes y crepas hechas al estilo ruso. Si te gustan la empanadas, pide el pirozhkí, las hay rellenas de manzana o en su versión salada con champiñones y papa, carne o col.
Kolobok
Lo que comenzó como un pequeño negocio de empanadas, se convirtió en el restaurante ruso más famoso de la ciudad. Para entrarle a esta gastronomía te recomendamos hacerlo con la sopa borsch, elaborada con betabel, carne de res y crema. Así como con el befstróganof, un platillo hecho a base de ternera y puré de papa. Tiene dos sucursales, la primera se ubica en Santa María de la Ribera y la otra en eje 6, muy cerca de Cuauhtémoc. Y si te preguntas el origen del nombre, se trata de un mítico personaje infantil ruso que emula una tierna bolita de masa.
Café Druzhba
En Ruso, druzhba significa amistad y es que su dueña ofrece la hospitalidad rusa en plena tierra azteca. El lugar tiene alma de fonda, lo que te asegura que podrás probar un sazón auténtico y puedes visitarlo cualquier día de la semana. Además de los platillos típicos como, aquí puedes darle un sorbo al kvas, una bebida alcohólica típica o a la chela Baltika que seguramente has visto alguna que otra vez en las tiendas especializadas.