Bienvenido a la casa del ramen. Es como la Casa de Toño, si Antonio fuera coreano. No, la verdad no… Si aquí te saludan en coreano es porque ya eres como de la familia. Si no, de todas formas te atienden de forma bonachona y paciente para explicarte cómo está el rollo.
El ramen es fiel a la tradición: caldo muy picante como para levantar a cualquier muerto (en caso de que se ofrezca), pero aquí lo combinan con ingredientes de lo más conocidos para los nacionales: queso Oaxaca, aguacate y espinaca. Es una mezcla que nos gusta llamar mexicoreana.
Tienen kimbap: una piedra que calientan, rellenan de arroz y verduras y coronan con un huevo que se cuece lento. Haz un revoltijo con todo, sazónalo con su catsup coreana –que sabe a chamoy–, y es una bomba.
También hay kimchi que, además de ser una de nuestras dragas favoritas en RuPaul’s Drag Race, es un delicioso platillo hecho con chicoria en vinagre y especias. Es muy bueno y ajoso. Te recomendamos acompañarlo con un jugo-refresco de aloe.