Trattoria casual con neón, toques vintages, pero sobre todo buenas pizzas. El Santino es por excelencia uno de los lugares que definen el estilo condechi, de decoración acogedora (aunque a veces resulte incómodo sentarse en las mesas del fondo porque el calor se encierra) y unas ricas pizzas al horno.
Para la entrada es recomendable ordenar los calamares fritos, con aderezo primavera. Luego, la opción segura es, definitivamente, una pizza, las estrellas son la Santino, con mozzarella, arúgula marinada en vinagre balsámico y láminas de prosciutto, y la quattro formaggio, con queso gorgonzola, de cabra, mozzarella y parmesano. Aunque también hay carne, en especial milanesas, mejor quédate a lo seguro con todo lo que lleve harina, como pastas, strombolis, calzonis, o paninis.
Para acompañar hay una barra de ensaladas, te recomendamos la de la casa, elaborada con arúgula, berros, jitomate, aceitunas negras y acompañada de queso de cabra. Entre semana, y durante todo el día, este restaurante ofrece un menú ejecutivo de tres tiempos, en el que se eligen entre tres opciones de platillos, sólo en el caso del postre es entre dos.
Por supuesto manejan vinos italianos así como mexicanos, chilenos, españoles y argentinos. El bar ofrece coctelería clásica y mixología contemporánea, uno de los cocteles favoritos es el Wellington Gimblet, con ginebra, jarabe de limón amarillo y agua quina.
Todos los viernes, de ocho y hasta las 11 de la noche, un solista ameniza el lugar con canciones en inglés y español, de casi todos los géneros, lo mismo interpreta una balada que una bachata y complace los gustos de los clientes.