Techos con cornisas afrancesadas, candelabros de principio de siglo y decoración vintage ambientan la panadería de Elena Reygadas. Aunque es famosa por sus creaciones de horno y su olor a mantequilla, pocos saben que aquí preparan uno de los mejores chocolates calientes de la ciudad. La bebida es una mezcla de chocolates amargo y semiamargo de Mérida.
Con las barras de cacao, el barista derrite el chocolate con la medida exacta de leche para crear una textura sedosa. Luego, emulsiona otro poco de leche para hacerla más cremosa. La ceremonia saca-sonrisas termina cuando la vierte en tu taza, como si se tratara de un latte.
LO MEJOR. Aquí todo es tentador. Nuestra sugerencia es tomar el chocolate con un rollo de guayaba y queso crema. Si no eres tan dulcero, acompáñalo con uno de los bastones de higo y avellana: sorbo-mordida, sorbo-mordida.