La comida de Primos es sencilla y sin complicaciones, aunque con un toque sofisticado. Por ejemplo, la torta ahogada de pato cumple con las más estrictas especificaciones tapatías pero con el extra de la buena presentación y un sabor extraordinario. El steak con papas a la francesa de Primos es también un clásico. Los precios son razonables, el ambiente amistoso, fresco y se antoja pasar horas de plática con amigos.
Entre semana sirven un menú del día que se puede adaptar en cantidad y gusto casi a cualquier paladar. El precio ronda los 200 pesos, a veces más, a veces menos, depende siempre de los ingredientes y el número de tiempos. De las ensaladas destaca la de endivias: una fila de hojitas de final amargo que se complementan con un fino preparado cremoso con queso ligero. Perfecta para empezar.
La línea vegetal es muy gustosa, el plato de verduras a la parrilla, vienen en su punto con la orillas achicharradas, ese detalle hace la diferencia en el sabor.
De plato fuerte hay varias opciones, pueden ser los ostiones Kumamoto, frescos, en directo de Ensenada o un sencillo sándwich cubierto de salsa bechamel. Este último puede ser con o sin huevo, y la verdad sea dicha, las papas le van perfecto.
La carta de vinos es atinada, y las opciones por copeo son muy buenas. El servicio es correcto, en general muy atento y eficiente. Por ahora su mejor manjar es el ambiente relajado y ‘escenoso’. El responsable es Omar Gómez, chef nativo de Sonora.