Buen ambiente y sazón. La comida es excelente, el servicio rápido y atento, además de que hay mucha variedad de platillos, todo en un ambiente bohemio chic. Ideal para esos fines de semana, soleados, idílicos, en los que la Condesa no es ajetreo continuo, este lugar es excelente opción.
Por la mañana puedes visitar la terraza y pedir uno de sus desayunos que varían entre lo mexicano y lo mediterráneo: jugo de mandarina que sabe a recién hecho, pan casero con mermelada y un omelette con espinacas, queso de cabra, rebanadas de jitomate y café Illy (que sirven igual que en el Café Toscano, de los mismos propietarios de este local).
El espacio es tan acogedor que antes del mediodía se convierte en la oficina improvisada de la zona, porque tiene servicio wi-fi y un staff que sin presiones permite que te acomodes a tus anchas (puedes instalarte unas cinco horas sin que nadie te moleste).
Por la tarde y la noche, un atractivo es su coctelería de autor, como el Unusual Green Tea, con Hendricks Saint Germain, jugo de limón, té matcha y jarabe de sauco con cardamomo, o el fresco mojito de maracuyá con albahaca que les queda muy bien.
Manejan también sugerencias del día y platos típicos de bistro como el fondue. Los jueves, de nueve de la noche en adelante, hay música de jazz y soul en vivo, con Melissa Barajas, Cruz Varela o el Cuarteto Inconcluso, entre otros.