Cocina de la Baja con productos frescos de Ensenada y gran variedad de vinos. Su menú es breve y “sin mucha escenografía”, así describe Jair Téllez la cocina del Merotoro, de la cual es el chef. Y por poca escenografía se refiere en gran medida a que en sus platillos se ahorra toda sofisticación y adorno para ofrecerlos sencillos y ricos.
Un ejemplo claro del tipo de cocina es la ensalada de lechugas con betabel horneado, aguacate y cebollín que encabeza la carta o su favorito: la quijada de cabeza de puerco con salsa martajada y vegetales salteados. Lo que se busca en todo momento son los sabores francos, que en los platos se distingan los ingredientes y en ambos ejemplos el experimento está muy bien llevado a cabo. Para el postre, prueba el mil hojas, que lleva fruta de temporada y un toque de jocoque.
La carta de bebidas es notable (más amplia que la carta de platillos, para empezar) por su selección de vinos naturales, esos elixires que no llevan químicos, fijadores ni conservadores, aunque también manejan vinos convencionales. Su oferta incluye unas 50 etiquetas nacionales e internacionales. Un plus del lugar: el restaurante es abierto y por lo mismo tiene una excelente vista de la calle de Ámsterdam.