Este lugar se ha mantenido durante nueve años en el gusto principalmente de los ejecutivos de la zona de Polanco y políticos (no te lo recomendamos, para nada, para ir con niños pequeños). A medio día el lugar es perfecto para una comida de negocios. Desde la entrada se escuchan algunas palabras en italiano y es común ver al propietario Rolly Pavia rondar por las mesas y atender a sus clientes junto al staff cien por ciento masculino.
Uno de los principales orgullos del lugar es la cava; que ha crecido en número de etiquetas y ejemplares italianos (tienen una mesa al interior que puedes reservar para una cata u ocasiones especiales). El espacio se ha modificado también; ahora su spot más acogedor es la terraza, que ya en la noche se presta para una cena en pareja.
La carta es de cocina italiana tradicional con un toque contemporáneo. En temporada de trufas verás por ejemplo a los meseros pasear la materia prima por las mesas y rallarlas encima de ciertos platillos. Un ejemplo: los ñoquis, grandes, suaves bañados con una salsa cremosa y espolvoreadas con finas hojas de la trufa (en temporada). Los antipastos también son célebres: carne tártara, croquetas de parmesano. Tienen planes para abrir una segunda sucursal en Santa Fe.