Cuando los chefs Marcos Fulchieri y Carlo Meléndez decidieron unir esfuerzos y gerenciar un restaurante, no lo hicieron con la idea de tener un local más. Querían ofrecer la experiencia de saborear la comida de México y su historia en un sólo lugar.
Ubicado en pleno corazón del Centro Histórico, Limosneros es una referencia obligatoria entre los comensales que buscan un remanso para olvidarse del mundo. Y es que este restaurante no sólo ofrece platillos que combinan la cocina tradicional con la vanguardia, también te da la oportunidad de sumergirte en las paredes de roca volcánica que exudan más de 400 años de historia.
¿De qué hablamos cuando hablamos de comida tradicional en Limosneros? Nos referimos a platillos como el bacalao del golfo, curado y cocido en salsa veracruzana sobre arroz de limón cremoso. Receta realizada con esmero y tradición pero con ese touch moderno que lo aleja de lo común.
Uno de los plus de este lugar, es su menú de ocasión: una carta que cambia de acuerdo a los frutos de la temporada y a los gustos de los comensales más exigentes. Por eso, tienen delicias como verduras del huerto asadas: una fina selección de verduras de temporada; zuccini, zanahoria baby, berenjena baby, brócoli, cebollitas cambray sobre tierra de granola y queso de cabra con chipotle ahumada con enebro.
En el lado de los platos fuertes, podrás disfrutar del “tradicional” mole de chicatana: arroz, cordero, pescado, cerdo y hongos. Sólo si quieres arriesgarte a probar este sabor tan fuerte como novedoso.
Ahora, como siempre, los postres son de otra época. Te recomendamos que pruebes el bosque. Un dulce bocado contenido en un jarrón transparente, elaborado a base de tierra de moka y frutos rojos envueltos en una ligero humo de tisana de maracuyá. Todo coronado con un éclair (un bollo hecho con pasta choux).