La carta es muy variada y se enfoca sobre todo a los mariscos. Hay muchas entradas que se antojan como para compartir y botanear, entre las que destacan los pulpos, las tostadas de atún, los tacos de camarón, que vienen como spring rolls, con la pasta de hojaldre crujiente y rellenos de verduras y camarones calientitos; el sashimi de atún, cuya textura resulta sorprendente y su color rojo-rosa parece garantía de su frescura
Una vez que lo pruebas lo confirmas: la carne cruda y tierna, sellada de las orillas y mezclada con un poco de aceite y soya con limón -que le da un ligero toque ácido- conserva y realza su delicioso sabor a pescado fresco.
Además tiene un poco de pimienta negra y finas rebanadas de chile verde. Aunque la porción es vasta, seguramente no querrás compartir este platillo tan bien cuidado desde la presentación y la calidad de los ingredientes.
Para quienes no son amantes del pescado, hay ensaladas, baguettes, muy buenos cortes de carne y aves. Sin embargo, son las delicias del mar las que mejor les quedan. Como el filete de dorado a la plancha, que va acompañado de ensalada de arugula con un aderezo casero con dejos de mayonesa, especias y limón; y con unas papas a la francesa que están en su punto: crujientes por fuera y muy suaves por dentro.
El postre, acompañado por un buen expreso, además de cerrar con broche de oro te dejará la satisfacción de saber que existe esta opción refinada de pescados y mariscos con un excelente servicio.