En este lugarcito cero glamoroso puedes comer cosas sorprendentes a un súper precio. Desde paella –por supuesto– hasta una buena torta de bacalao o de berenjena, que además de buenísimas están a muy buen precio.
Lo mejor de todo es que tiene bar; sí, y un bar bastante amplio: chelas, rones, vodkas… es sorprendente que este lugar, que a simple vista no es más que una tortería, maneje tantos platillos y bebidas.
Siempre que te sirven algún platillo puedes acompañarlo con unos chilitos en vinagre caseros muy buenos. Pero si le huyes al picante, atrévete con las zanahorias, que son un deleite: saben un poco dulces y tienen un ligero picor.
Las tortas de berenjena es un manjar sencillo y armonioso. Las verduras están tiernitas y desflemadas –si no les quitaran la semilla podrían amargar–. Lo rico es que están fritas en aceite de oliva, que les da un toque mediterráneo. Además les ponen un poco de aderezo, pero la verdad es que parte del secreto es el pan, ligeramente saladito, sin llegar a ser chapata.
Si andas de humor puedes pedir un vinito español para acompañar tu platillo. La paella está muy buena. Aunque no es la mejor, se defiende y, sobre todo, está el precio.
Otra ventaja es que cierran tarde. Puedes llegar después de las 11 de la noche y encontrar a la gente dispuesta a prepararte algo sabroso de buen humor.