El restaurante es espectacular, uno se siente en Miami –de donde proviene–, todo es elegante, moderno y artístico (checa el mural del salón principal). La mejor forma de representar su oferta de comida latinoamericana fue bajo el nombre de jaguar, ya que es el único animal que puedes encontrar desde México hasta Argentina.
La carta no se enfoca en ninguna de las cocinas latinas en específico, por eso te puedes encontrar tanto un corte argentino como un buen ceviche peruano. También ofrecen platillos de Colombia, Venezuela, Cuba y México, en este estilo, lo único que les falta es ponerle más picante a las salsas, aunque tienen buen sabor, la mayoría no pica nada, a menos que pidas la salsa Muerte.
Sus pescados son de muy buena calidad, los traen de Baja California. Mi plato favorito fue el tiradito Nikkei con salsa oriental de limón, jengibre, y de plato fuerte, definitivamente el Mahi-Mahi “A lo macho”, un pescado suave que sirven con salsa y arroz, su punto débil, pues parece de bolsita.
Como todo aquí es latino, los vinos no son la excepción. De su cava con casi 2,000 botellas y 66 etiquetas diferentes, el único europeo es un vino español. En coctelería hay pisco sour, caipirinha, mojito y el trago de la casa, que es la margarita fashion, que cada semana cambia de sabor. Yo probé la de cilantro y ¡qué cosa más fresca!
¡Atención, Godín!, de lunes a jueves a la hora de la comida hay un lunch especial que, por $199, incluye cuatro platos, es el hit de los oficinistas. Elige una mesa en la terraza, es un espacio perfecto para echar la copa hasta que caiga la noche.