No es fácil encontrar lugares a los que puedes ir cualquier día en tu hora de comida, probar grandes platillos, y no sentir que te gastaste media quincena. Si eres godín, seguramente has fantaseado con un lugar así y Alelí es justo eso con lo que soñaste, un restaurante en donde se proponen ofrecerte comida accesible, capaz de hacer feliz a los paladares más exigentes.
Las veces que he visitado Alelí me encuentro sorpresas dignas de un fine dining, desde una sopa de foie-gras con camote por 50 pesos (!!!), hasta una rebanada de porchetta parte del menú permanente, a la que le puedes cambiar de acompañamiento y convertirla en un platillo diferente en cada visita.
Para redondear el concepto, si lo tuyo es acompañar tu comida con vino, tienen una selección por copeo. Ya por último, tengo que tomar aire para contar del mejor cheesecake que he probado en mi vida: te lo sirven asado, casi quemadito con su cremoso queso derritiéndose, cual reloj de Dalí, y acompañado de compota de la fruta de estación que tengan ese día.