Guillermo Matías de Hilario (conocido en los bajos mundos del suadero como “La Mamba Negra”) está, desde hace 15 años, atrás de la plancha caliente de Los Chupacabras, donde salen las delicias fritas que medio Coyoacán tiene en mente.
Por un momento da tregua a su gloriosa y acelerada labor y, con el gorrito y el mandil de taquero bien puestos, cuenta por qué “Los Chupas” (como la mayoría los conoce) tienen un lugar reservado en el salón de la fama callejero, de la enorme y bien surtida capital mexicana.
Todo empezó hace 23 años, en un puesto de lámina afuera del metro Coyoacán, sobre la calle Mayorazgo. “Los Chupas” apenas gateaban, no tenían el famoso trompo de pastor que hoy los convierte en la mismísima tentación encarnada (a la que todos eventualmente regresamos), ni tantas mesas, ni tantos estómagos desvelados a causa de sus placeres.
Desde entonces el taco Chupacabras ya era el mayor éxito de la carta. Como la mezcla de bistec, cecina, chorizo y el toque secreto (Guillermo asegura que se trata de 127 especias) es la receta más antigua de su repertorio, con toda legitimidad lo llaman “el taco rey”.
El tiempo pasó, la gente empezó a correr la voz sobre sus poemas encerrados en doble tortilla, así como sobre su salsa verde que no perdona, y empezaron sus cambios de sede.
No obstante, oficinistas, artistas, vecinos y turistas de a pie los han tenido siempre en el radar y fueron testigos hasta de su incursión en las aguas frescas y, más recientemente, hasta en los chilaquiles, tortas, pambazos, flautas y gorditas.
Lo que pocos saben es que la taquería ahora tiene tres sucursales. La más importante es la que se encuentra en el bajopuente de Río Churubusco y la Avenida México-Coyoacán, pero también hay una en La Raza, así como afuera del metro Chapultepec.
Enfiestados y sobrios; con o sin hambre; carnívoros hasta el tuétano y vegetarianos, todos llegan alguna vez a recibir el apapacho de sus platos de colores. Cualquiera comprueba que, digan lo que digan, sus tacos machitos (de tripas de borrego), árabes, de pastor y suadero, aún tienen buen nivel y están al mismo precio (15 pesitos) en cualquiera de sus solicitadas delegaciones.
Uno intuye que está por llegar a Los Chupacabras, porque el olor los delata desde lejos. De igual forma, una vez que echa un vistazo a su barra de papas, nopales, cebollas asadas, rajas de habanero y frijoles caldosos ilimitados, se sabe que un festín está cerca.
Pero no es hasta darles la primera mordida, que uno entiende que Guillermo tiene la razón cuando dice que “sin temor a falla: donde está toda la gente, es donde está lo mero bueno.”
¿Dónde?
Avenida México Coyoacán Sn Local 1, Xoco, Del Carmen, lun-jue 7-5:00 h, vie-dom todo el día, sólo efectivo.