No es secreto: los mejores molletes están en Sanborns. Lo que pocos conocen es que cada año esta cafetería, en todas sus sucursales, ofrece el festival del mollete, una fiesta honrando este pedacito gratinado de cielo. Ignorante en el tema, decidí darme una vuelta para quitarme de dudas de una vez por todas.*
*Todas las opiniones en esta nota son objetivas y por mero amor a la gastronomía.
El menú molletero tiene 26 opciones entre dulces y saladas. Como queríamos probar más de una, pedimos cuatro órdenes al centro -gran tip, se los regalo-. Después de una batalla campal, escogimos los de chicharrón en salsa verde, milanesa, cochinita pibil y papa con chorizo.
Definitivamente los ganadores fueron los de milanesa de res, pero era un poco obvio que se llevarían la corona. No se ven tan apetitosos como en verdad están, pero vale la pena admirar la foto.
Los de cochinita son una gozada. Si tienen gusto por lo yucateco, ésta es su opción. Tengo que mencionar que entre tanto sabor –cebolla morada, frijoles, queso y achiote-, sobra un poco el pico de gallo, así que váyanse tranquilos con la salsita.
Papa con chorizo no tiene pierde. La combinación es exquisita, pero es que ¿qué sabría mal teniendo como base un mollete de Sanborns?
Los menos buenos son los de chicharrón en salsa verde. De hecho les recomendaría probar otros, como tinga de pollo, mole verde, mole rojo, rajas poblanas o tocino.
Después de cuatro salados por cabeza, nos echamos unos de cajeta. Creamos una expectativa enorme sólo para decepcionarnos tremendamente. El pan estaba viejo y duro. La señorita mesera, en su atuendo representativo, nos indicó que el pan no estaba rancio, que era integral. No nos convenció, así que los dejamos completos. Casi.
Como un comensal más amante de los molletes de Sanborns, creo que todos deberían de ir a probar el festival aunque sea una vez en la vida –sin pedir postre, claro-.
¡Corran que el festín acaba el 31 de julio!