Sal de casa o de tu oficina en lo más alto de un edificio corporativo chilango y camina por las arboladas calles de las Lomas. Respira. Hoy no es día de fonda, hoy sí mereces comida rica y diferente. Cierra los ojos y repite: merezco comida rica y diferente. Abre los ojos, bienvenido a Ginza Barra.
Ginza Barra: mucho más que sushi
La larga barra de madera con 18 asientos se extiende frente a ti, en la banqueta. Ginza Barra tiene alma de puesto de calle pero su diseño es pulcro, brillante. Como las barras de sushi en Japón, su menú ofrece makis, nigiris y tazones cumplidores, servidos en porciones que llenan pero no empanzonan. Puedes irte a lo conocido y ordenar alguno o puedes repetir el mantra de hoy, pedir una cerveza japonesa —¿Sapporo está bien?— y preguntarle al chef por los especiales del día.
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Cocina japonesa con alma mexicana en Ginza Barra
El chef es mexicano, se llama Óscar Magaña y no pretende que su cocina sea “auténtica japonesa”. Eso no existe en México, se sabe. Por eso no le tiene miedo a experimentar en Ginza Barra y le imprime un poquito de sabor mexa a todo. El omakase de tacos (de algas y arroz), por ejemplo. Los preferidos: de king salmon con camarón tempura spicy y de anguila con foie-gras flameado. Una de sus ya exitosas creaciones.
En sus creaciones, a veces más occidentales que orientales, la buena calidad se nota —como el amor o el dinero—. Los ingredientes, frescos. La técnica, precisa, ensayada. La sazón, afortunada. Es como comer lujoso en un restaurante japonés de renombre pero con un ambiente de barrio —barrio bonito— más cómodo y pagable.
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Pagable no es barato. Comer pescado fresquito de Ensenada, king salmon de Nueva Zelanda y sándwiches de rib eye con anguila tiene su costo, pero recuerda: “merezco comida rica y diferente”.
Diferente, sin duda, es la almeja chocolata con mantequilla de mariscos, el karaage (tipo tempura) de jaiba de concha suave con salsa de nabo y jengibre —sobresaliente, sabrosa— y la tostada Ginza, con kampachi —un pez carnoso como el atún— marinado en Miso, crema de trufa y foie-gras. Glamuroso todo en Ginza Barra.
Glamuroso por la buena calidad y los detalles —por ejemplo: los cristales de sal Maldon que acompañan casi todo—, no de pose —Ginza Barra no es un restaurante de Polanco al que vas para que te vean.
Los postres son menos espectaculares pero le echan ganas. Hay helado de frijol dulce y mochi de chocolate Conejito, muy rico.
Todo en Ginza Barra va bien con lagers —¿ahora una Asahi o una Colimita o Piedra Lisa?— y, si vas por la tarde-noche, el ambiente ya está como para ir a cenar y hacer sobremesa. No grupos grandes, eso sí, dos personas es lo ideal para estar cómodos en la barra.
Ginza Barra
Dónde: Pedregal 17, Lomas de Virreyes, Lomas de Chapultepec V Secc
Horarios: mar-sáb: 13:00-23:00, dom-lun: 13:00-22:00
Cuánto: $450-$700, tc: todas
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