6 de septiembre 2017
El Baluarte de Oro: cincuenta años de tradición cantinera
La cantina El Baluarte de Oro es de esos lugares de los que uno puede hacerse una idea, solo poniendo atención al nombre.
Por: Ollin Velasco
La cantina El Baluarte de Oro es de esos lugares de los que uno puede hacerse una idea, solo poniendo atención al nombre. Abierta desde 1967, es legado de una tradición bohemia y de buen comer, que hasta el día de hoy arropa a todos los que llegan a ella con el alma seca y con ansias locas de botana.
El sitio es como una catedral en la Magdalena Mixhuca. No hay avecindado, o visitante recurrente del mercado de Jamaica, que no se haya tomado allí una cerveza, comido unos caracoles al adobo o por lo menos escuchado hablar de ella.
No hace falta más que asomar la cabeza en sus interiores de caprichosa arquitectura, para comprender por qué sigue teniendo clientes adultos que lo frecuentan desde que eran jóvenes.
[caption id="attachment_410816" align="aligncenter" width="741"] Foto: Ollin Velasco[/caption]
Es como si El Baluarte de Oro tuviera dos vidas: entre semana predomina el ambiente de cantina (con cubiletes y grupos de oficinistas en pleno brindis, incluidos) y los sábados se vuelve completamente familiar.
De lunes a viernes se rigen bajo el esquema tradicional de “botana por trago” y entre sus platos notables se cuentan el chamorro al albañil, con cebolla, tocino y chiles a la plancha; sus sopas del día (que cambian siempre) y la pancita con cesto de tortillas obligatorio.
[caption id="attachment_410818" align="aligncenter" width="741"] Foto: Ollin Velasco[/caption]