Platicamos con Natalia Gil, fundadora del mezcal 100% artesanal Doña Natalia, que se produce en un estado del país que no es Oaxaca…
Hay mucho mezcal en el mercado ¿Qué tiene éste de especial?
Se produce desde la época de la Colonia en un pueblo de Durango que se llama Nombre de Dios. Se hace con agave silvestre de la región, cenizo o durangensis endémico, que da un mezcal dulce y floral, con toques minerales y de campo gracias a que crece en una zona de manantiales subterráneos.
¿Por qué su nombre?
Nos inspiramos en la historia de Natalia, ahijada de Francisco I. Madero. Era una niña burguesa, sin embargo, cuando estalló la Revolución se convirtió en una guerrera. Se unió a los campamentos villistas y, para sobrevivir, organizó a su pueblo para empezar a hacer mezcal.
¿Qué hay detrás de Doña Natalia?
Tenemos una cooperativa de mujeres en Durango que ayudan a envasar y etiquetar, la idea es que también aprendan a hacer mezcal. Además, apoyamos a los maestros mezcaleros de Nombre de Dios, ya que es complicado que haya gente que les compre su producción.
¿Qué opinas sobre el boom del mezcal?
Es bueno pero peligroso, porque hay muchas compañías que quieren hacer negocio indiscriminado sin importarles la mística que hay detrás de esta bebida. Es importante que haya una regularización para que no se extermine el agave.
Acá entre nos… ¿el mezcal no causa borrachera?
El mezcal es una bebida que no te pone en un estado de fiesta, sino relajado, reflexivo, para “netear” con los amigos.
Personalmente, ¿con qué te gusta acompañar Doña Natalia?
Me gusta tomarlo con queso azul y galletas. En comidas va muy bien con cebiches, pero por su sabor dulce también se puede maridar con postres.
¿Cuáles son los planes a corto plazo?
En abril empezaremos a exportarlo a Estados Unidos, Inglaterra y Dinamarca.
¿Y a largo plazo?
Veo a Doña Natalia como el mezcal pionero de la región de Durango.