En México, un lugar lleno de contrastes, sabores, olores, tradiciones y costumbres, nunca faltan los pretextos para encender el carbón y preparar un buen trozo de carne en el asador o la parrilla.
Esta tradición se originó en el norte del país, sin embargo, se ha extendido ya por los patios, jardines, cocheras y balcones de todo el país, donde asar carne es la ocasión perfecta para celebrar, convivir con la familia y los amigos o disfrutar de eventos deportivos.
Sin un método establecido o una receta única, cada parrillada es una experiencia diferente, en la que se pueden poner al asador tanto cortes de carne vacuna, como de cerdo, de cordero, cabrito, pescado o pollo.
Por supuesto, con sus inseparables acompañantes, como los chorizos, las salchichas para asar, las tortillas, el guacamole, los nopalitos, las cebollitas, las salsas, las botanas y las cervezas.
El hecho es que, marinada, adobada, en salmuera, con sal o con especias, la carne asada no sólo crea lazos, también los refuerza, ya que es una costumbre que une a las personas en torno al simple acto de preparar nuevos platillos, así como compartirlos entre familiares y amigos.
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