La cocina une, reconcilia, cura. Es el lugar donde las personas congenian, sin importar su parentesco. “A través de la preparación de un plato interactúas con otros y te desconectas del resto del mundo”, cuenta Micaela Miguel, socia del nuevo proyecto en la Roma que busca crear experiencias a través de la comida: Sobremesa. Aquí, además de comer rico, se trata de cocinar y convivir.
Cuando Micaela —hija de la chef Mónica Patiño— y Lucía Benítez —una apasionada de la gastronomía— se conocieron, nunca pensaron que un par de años después convertirían una antigua casona en su sueño: “un espacio para cocinar, comer y convivir”.
El objetivo es simple: ofrecer talleres selectos de cocina, hostear cooking parties y organizar tertulias alrededor de la mesa. Cuatro meses han pasado desde su inicio de actividades y las clases siguen llamando la atención por no ser las típicas. No se trata solo de aprender a cocinar sino de disfrutar la sobremesa, con copas llenas de vino y complicidad entre los talleristas —amigos o desconocidos—.
Todo el mundo puede cocinar
Las cocinas japonesa, tailandesa y de Medio Oriente han tenido lugar en sus fogones caseros. Nada del equipo es industrial, pues todo lo que aquí se prepara tiene la cualidad de poder replicarse en casa. “Cada vez estamos más desconectados del origen de las cosas y cómo se hacen”, cuenta Micaela, por eso “lo más importante es acercar a la gente a la cocina”.
Al llegar te entregan un mandil. Después, Lucía o algún chef invitado explican paso a paso las recetas, y ¡manos a la obra! Un par de horas cocinando dan como resultado tres platos. Depende del taller que elijas, pueden ser entrada, plato fuerte y postre; o tres versiones del mismo platillo. Una hora más se suma a la experiencia para degustar la comida y, por supuesto, hacer una buena sobremesa. Puedes ir solo, en pareja o con un grupo de amigos. Es una divertida forma de pasar la noche: cocinando y conociendo gente.
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Cenas con sabor altruista
Todo es cocina, diversión, y también ayuda al prójimo. Así lo concibieron Lucía y Micaela cuando invitaron a tres reconocidos chefs de Ciudad de México a ofrecer sus valiosos talleres de cocina. El motivo: reunir fondos para Cooperación Comunitaria CC ONG México, A. C., fundación que trabaja para las personas afectadas por los sismos ocurridos en septiembre de 2017, en especial las que habitan el Istmo oaxaqueño.
Isadora Hasting, directora de la fundación, asegura que las donaciones de los talleres sumarán para reconstruir 100 cocinas, 100 comixcales —hornos donde se elaboran los emblemáticos totopos del Itsmo— y 34 hornos de pan, instrumentos básicos de supervivencia para las familias oaxaqueñas.
Las clases de cocina fueron impartidas por Mónica Patiño (Delirio), Corentin Bertrand (Casa Virginia), Eduardo García (Máximo Bistrot), Elena Reygadas (Rosetta), Paulino Martínez (El Parnita), Jair Téllez (Amaya) y Marco Carboni (Sartoria).
Cooking parties
El anfitrión de la fiesta cita a sus amigos en Sobremesa, elige el menú, lleva sus vinos y su música. Sobremesa pone los ingredientes de la cena, al chef para que guíe la sesión de cocina, al mesero y —¡lo mejor!— la lavada de platos. Los amigos cocinan juntos y al final se sientan a comer acompañados por unos buenos vinos y sus plyalists predilectas. Es como un restaurante privado. No, ¡es mejor!
Basta reunir un grupo de mínimo diez personas y cubrir el costo, que oscila alrededor de los mil pesos —depende de la cantidad de invitados—.
Club Sobremesa para echar la tertulia
Si te unes al Club Sobremesa, asistirás a tertulias: comida, bebida y plática con un personaje importante sobre algún tema específico (política, cultura, arte…). No hay cocina, solo comida, y el primer personaje en participar es el chef Marco Carboni, quien platicará sobre la cultura italiana.
Para más información, escribe a [email protected] o visita www.sobremesa.mx.