Torta de basura en la Central de Abasto

Las hermanas Hilda y Sandra Del Toro llevan 37 años vendiendo un menú que tiene solo una receta: la Torta de basura. Esta es la historia de una familia que vende una peculiar combinación, difícil de asimilar pero que conquista desde la primera mordida.

Las hermanas Del Toro tienen una historia que fácil pudo haber nacido de la mente del cineasta que comparte su apellido. Unidas por su buena sazón, comenzaron preparando tacos de guisado en el Mercado de Flores de Jamaica, pero el terremoto de 1985 las reubica en un basurero de la Central de Abasto, donde cambiaron los tacos por una torta que, haciendo una analogía, podría ser una película que explora lo desconocido, un clímax de fantasía, surrealismo y un desenlace delicioso.

¿Acaso el linaje Del Toro lleva en la sangre lo insólito? Al menos estas hermanas sí, y es que su puesto, vecino de un basurero, es sede de una de las creaciones más extrañas y sabrosas de la ciudad. Este platillo, avalado por diableros, abarroterxs, floristas y camioneros, lleva entre sus dos polos una untada de ensalada de atún con mayonesa, una milanesa de pollo que buceó segundos antes en una alberca de aceite, puré de papa, mole negro con pollo deshebrado y una corona de rajas con cebollitas. Todo este surreal festín por 50 del águila.

Una receta con 37 años de rutina. Pararse a las dos de la madrugada para cortar, deshebrar y preparar. Llegar a las seis de la mañana al basurero de la zona de flores y alimentar a los diferentes oficios del mercado más grande del mundo. Antes de comenzar a operar, ya hay banda esperando su tortuga.

La torta de basura, controversial y alabada, es parte de la gran oferta gastronómica que atiende a todo tipo de gustos en la Central de Abasto, una ciudad de 70 mil trabajadorxs de buen diente y que buscan energía para rendir durante el jale.

La torta de la familia Del Toro es un delicioso pretexto para conocer este inmenso mercado que abastece a toda la ciudad de insumos, colores y sabores. El segundo generador económico más importante del país, después de la Bolsa de Valores, se encuentra en Iztapasalsa.