De paté en La Súper Torta

Las calles de la colonia Guerrero están repletas de memorias. Uno de los cuatro barrios de México-Tenochtitlán que resiste al paso del tiempo con todo y grietas, tiene una tortería llena de historias y platillos de esos que ya no existen en los menús actuales. La Súper Torta es un viaje familiar que comenzó en 1948 y que hasta el día de hoy sigue vendiendo un Santo Grial del multiverso tortero: la torta de paté.

La historia comienza hace 76 años con Julieta, trabajadora de una panadería que decidió emprender un negocio ambulante fuera del extinto Cine Apolo. Sus tortas de jamón, queso de puerco y queso blanco fueron sustento para el árbol genealógico y las sorpresas que estaban por venir. Fue la sazón de Julieta, las innovaciones en su menú y un poco de suerte que rindieron sus frutos para inaugurar un pequeño local en el número 7 de la calle Camelia, esquina con Eje Central. Sin darse cuenta, el local dio a luz a un negocio familiar que, hoy sin ella, continúa con la misma esencia mantenida por su hija y su nieto.

Su menú es como una tienda de antigüedades en la que se encuentra la magnífica torta de paté, que al combinarla con lengua frita o queso blanco, te lleva por un túnel del tiempo donde aterrizas en su época de oro, esa donde comía La Sonora Santanera en sus viejas mesas, clientes frecuentes que hacían que el local oliera a Perfume de Gardenias. Una historia y una torta de paté que llegaron tan lejos, que Cristina Pacheco decidió dedicarles una crónica en sus últimos años.

La Súper Torta sigue resistiendo con su antiguo menú, sus chipotles hechos en casa y sus paredes llenas de fotos de Julieta y su esposo Roberto. Al entrar al local, te darás cuenta de que era un gran aficionado de las Chivas y la sazón familiar.

Brandon, el nieto de Julieta, sigue preparando las ricas tortas con la misma sazón de sus queridos viejos. Diario abre las cortinas del local para servir a lxs mismxs comensales que atendieron sus antepasados y descubriendo más detalles de su historia familiar a través de su clientela: “Lo que más me gusta de mi trabajo es que los clientes me sigan contando historias de mis abuelos”.