En el Barrio Bravo se sabe que nada cómo las migas de La Güera, para agarrar fuerza pa’ la chamba o curarse la cruda.
Desde las 8 de la mañana, se empiezan a sacar los primeros tazones de una hoyonona de metal con cerca de 300 litros de caldo y otra con alrededor de 150 kilos de hueso de puerco, y para las tres de la tarde, probablemente ya se acabó todo: su éxito es casi indiscutible.
Hace más de 50 años que abrió sus puertas en la mera panza de Tepito, en Toltecas 12, frente del Mercado de Comidas. ¡No hay pierde!, solo hay que ubicar un local con rótulos amarillos, harta clientela, música y mucho ambiente.
¿Qué tiene de especial las migas de La Güera?
Si te animas a visitar este ícono chilango, probablemente te recibirán con una sonrisa y un mandil rojo alguna dependienta o uno de los cuatro hermanxs que dirigen el negocio: Mónica, José, Eduardo o Ricardo. Aunque vayas sola o solo, te sentirás en compañía, pues tanto las mesas, así como la barra (evidentemente) son compartidas.
El platillo estrella consta de un caldo chilosito en donde nadan trozos y hebras de bolillo remojado, el cual casi siempre se sirve con huesos de puerco ¡pero no cualquiera! si no el que se usó para el jamón y que por ende trae adherido bastante carne. Si se te antoja, puedes pedir las migas solas o con huevo, queso o lechuga u ordenarte una tostada de carne, tinga, pata de res, manita de puerco o de crema para acompañar.
Sobre las mesas encontrarás limones, orégano y chiles de árbol secos para agregar a tu gusto.
La popularidad de estas migas no solo se debe a su sabor, si no a sus propiedades: hay quien asegura que le da fuerzas para aguantar su jornada laboral, que les quita la resaca, les pone de buen humor y hasta que son buenas para la salud.
Una probadita de historia
Por ahí de 1965, Celia Patiño López (la güera), arrancó con la venta de migas en el local en donde su mamá vendía tamales y atole. La buena sazón y la forma de ser de la güera se ganaron rápidamente el cariño de la comunidad. “¿Cómo eran sus papás?”, le preguntamos a María Mónica Frausto, “¡excelente personas!”, “fíjate que antes llegaban muchas personas indigentes a pedirle comida a mi mamita y ella siempre les dio un taco, una tostada, unas migas”, contestó.
Mónica, quien prepara migas desde que era niña, sin duda, es parte del encanto de este lugar, siempre está al pendiente de que a la clientela se le atienda bien y rápido, le gusta leer y la música clásica y su color favorito es el naranja. Actualmente los hermanos a la cabeza del negocio también se ayudan de sus hijxs y otros integrantes de la familia para administrar.
Se cree que este platillo fue creado durante la hambruna de 1913, poco después de la Decena Trágica, año en el que los únicos alimentos que había en la mayoría de los hogares mexicanos, eran, precisamente, los ingredientes principales de las migas: pan duro, agua y especias.
‘Quien no conoce Migas La Güera, no conoce Tepito‘
Esta fonda es hoy un icónico chilango reconocido en buena parte del mundo y también una parada imperdible de los tepitours, esos recorridos guiados por los lugares más emblemáticos de la zona ¡por cierto! José Luis Frausto Patiño, mejor conocido como “el ruso”, uno de los dueños y un experto en la historia y dinámica del barrio, ofrece este servicio.
Las migas de La Güera son picosas, “bravas” dirían algunas personas, y traen consigo una historia de resistencia e ingenio: en otras palabras, si Tepito fuera un sabor, sería el de las migas de La Güera.
Dónde: Calle Toltecas 12, Barrio de Tepito
Horario: lunes a domingo de 5:00 a 15:00 horas
Cuánto: las migas sencillas están en $50, con hueso en $65 y las especiales en $85
