Las hamburguesas (salvo lo que cualquier vegetariano pueda opinar) son el bocado por el que todos estamos dispuestos a engordar un poquito. Con mucho sacrifio nos ofrecimos a enfrentar a los gallitos de pelea de las grandes cadenas especializadas en el asunto hamburguesero. Aquí te damos los veredictos. (Ojo, no consideramos a las versiones deli, tropicalizadas ni gourmet, sino a las que son cien por ciento estilo americano y de cadenas -que se supone, saben igual en cada establecimiento).
El gallo: La Big Mac
¿Sabe bien?
Y el que no la haya probado que lance la primera piedra. En realidad, no es la carne (muy delgada y un poco desabrida) de estas hamburguesas, ni el queso, ni el pan. Es el aderezo, de sabor superconcentrado lo que las caracteriza y el inconfundible toque agrio de los pepinillos (que, no se hagan, muchos suelen retirar).
¿Y las papás?
Algo tienen las papas que son adictivas. Delgaditas, ultra saladas y súpercocidas, pero si aplica la del “a que no puedes comer solo una”.
Veredicto: 1 de 5 hay que decir que el “sazón” de este monstruo es todavía un tanto plastificado. Lo que sí, es que son “constantes” en cuanto al sabor: una de sus hamburguesas te va a saber igual aquí y en China.