Los juegos del hambre: La nogadización de las cosas

Para nadie es secreto que en México somos rebuenos para llevarlo todo al extremo. Estirar la liga podría ser una materia que los mexicanos cursamos con éxito en la primaria. Lo que está de moda (un personaje, una polémica,…

Para nadie es secreto que en México somos rebuenos para llevarlo todo al extremo. Estirar la liga podría ser una materia que los mexicanos cursamos con éxito en la primaria. Lo que está de moda (un personaje, una polémica, un meme) lo desgastamos hasta los huesos. Por eso aquí está la nogadización de las cosas.

En términos comestibles sucede con ciertos alimentos de temporada que, por su popularidad, están disponibles casi todo el tiempo. Nos pasó con las frutas que son exclusivas de una temporada y hoy las tenemos permanentemente a la mano.

¿Cómo llegaron aquí si no es temporada? ¿Qué procesos tuvieron que sufrir para mantenerse todo el año? También hay puristas que no perdonan que el pan de muerto, por ejemplo, se venda desde junio o hasta diciembre, no porque atenten contra la temporalidad sino contra la tradición, pero ese es otro debate y tiene que ver con el recalcitrante tradicionalismo, que también tenemos bien arraigado.

El plato que mejor ejemplifica la mezcla de tradición y temporalidad es el chile en nogada, que data de inicios del siglo XIX. En su caso fue la temporalidad la que originó la tradición y no al revés.

Las frutas con que se hace el relleno (la manzana panochera, la pera lechera y el durazno criollo) son originarias de la región de Ozolco, San Andrés Calpan, Puebla, y dependen de la época de lluvias. Por la alta demanda y el frenesí alrededor del chile en nogada, las llegan a cortar antes, por eso hay que comerlos entre finales de julio y mediados de septiembre, para probar uno auténtico.

La nuez de Castilla, proveniente de San Nicolás de los Ranchos y otras comunidades poblanas, es con la que se hace la buena nogada. Es este mismo periodo cuando la granada da lo mejor de sí: roja, jugosa, dulce, en su punto.

La popularidad y alta demanda ha propiciado que surjan creaciones más convenientes para el Instagram que para la mesa: pizza, enchiladas, sushi, lasagnas, hamburguesas, tortas, que por llevar una salsa cremosa de nuez reciben el nombre de “en nogada”.

¿Está mal? ¿Le estamos partiendo la madre a la tradición? La nogadización de las cosas será aberrante para algunos, mientras que para otros será la oportunidad de aprovechar un ingrediente para darle vida a algo nuevo, causar polémica y, por ende, publicidad. Es parte del ingenio mexicano, que busca siempre darle la vuelta, llevarlo al extremo, estirar la liga.

Esta columna de opinión expone exclusivamente el punto de vista de su autor y no necesariamente refleja los valores y/u opiniones de Chilango.

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