Así como hay tribus urbanas en las calles, también las hay en las escuelas. Basta con que pongan ojo, pues la lunchera dice más que mil palabras. Estos son los tipos de desayunos que hay en las escuelas de hoy.
El hipster
Para saber que estos niños traen lunch hipster no es necesario siquiera abrir la mochila o la lunchera. El propio empaque los delata, probablemente sea un pequeño recipiente vintage o de alguna caricatura oldschool, como Mega Man o Mazinger Z, nada de pokemones o Titanes del Pacífico. Por dentro es fácil identificarlos porque toda la comida es orgánica, probablemente haya mucha verdura del mercado El 100 de la Roma, un thermo con té de del Caravanseraï y, sin duda, un crostini de almendra proveniente de la Panadería del Rosetta.
El fresa
Este lunch cuesta más que algunas comidas formales de adultos. De la misma forma, su lunchera los delata pues debe ser de marca, desde Samsonite (tipo maleta irrompible para viajes cortos) hasta Ágatha Ruiz de la Prada. Acá el sándwich es ley, pero probablemente sea de mermelada con mantequilla acompañado de una lechita (de fresa obviamente), también contiene algún postre de caja, pop tarts o chocolates Reese’s, pa’ presumir. Éste, por supuesto, viene con notita de mamá.
El hippie
No sabemos si los niños que llevan este lunch son felices o no, pero al menos están en paz con la madre tierra. Su comida viene toda de ahí: zanahorias, pepinos, frutas como manzana y semillas de girasol son de ley. Si hay necesidad de algún dulce entonces se surten de pasteles de té verde del Café Ruta de la Seda en Coyoacán. Fuera de esto, y para botanear confían mucho en las nueces y los frutos secos. La lunchera de estos es una bolsa de papel biodegradable.
El gourmet
Sólo no les mandan jamón Jabugo para que no se les seque en el comida pero puedes estar seguro que ese hummus se preparó con la receta ancestral del medio oriente. Para dar la finta de maridar con vino les mandan un jugo de uva fermentado que está a dos pasos de convertirse en alcohol pero todavía no. Unos quesos dulces como el brie acompañados de uvas verdes son la entrada. El plato fuerte puede ser un kiche Lorraine sacada del Dumas gourmet en Polanco.
El político
A este le pusimos “el político” pero también puede ser llamado “el diplomático” o “el empresarial”. Se trata del que llevan aquellos niños cuyos papás no tienen tiempo de preparar lunch y sueltan el billetazo para que se den gusto en la cafetería/cooperativa. Hay que resaltar que estos niños son los más felices, sí, pero también los menos sanos: unas por otras. En los recreos son poseedores de los boings congelados, los molletes recién hechos y la bolsa de papitas a medio comer, saqueada para conseguir el tazo (o su equivalente en la actualidad).