Tienen ambiente de cantina pero en el fondo lo suyo lo suyo es la cerveza. Hasta el fondo.
Cercería Pierrot: Cadenas de amargura
Hay como siete sucursales y tal vez la de San Pedro de los Pinos no sea la más afortunada. El lugar es estilo períco dálmata, o sea, verde moteado por doquier. Y verde te pone principalmente su servicio: no nos ofrecieron ninguna de las promociones que tienen anunciadas afuera, el chamorro que pedimos estaba bien seco y cartilaginoso y cuando tiré mi michelada cual cascada, tardaron un rato en limpiarla. Ya para amolarla más, me dijeron que en ese momento no funcionaba la terminal de la tarjeta. Realmente el único que ahí se aplica esmeradamente es el del valet. En el internet sin embargo la vida se ve mejor. Mejor visítenla ahí.
Calle 17 #58-4, San Pedro de los Pinos, 5277-5188 y 5271-0291.
Tequilómetro Cazadores $52
Bar El Jarrito: El mundo salvaje
Paredes amarillas estilo hacienda, mucha planta de plástico, herrería de ferretería, ruedas de carreta y chiles colgados. En este escenario aparecen las reinas del lugar que son las meseras. Maquilladas, frondosas —casi a lo Rubens—, con minifaldas, medias y zapatos muy originales, se las ingenian para transportar hasta 8 cervezas a la vez. Ellas se dirigen a ti como »mi amor» seas hombre, mujer o tomate verde. Entre semana se anima con grupos de veinteañeros que hacen cola para poner música en la rockola, señores evitando la casa y grupitos de amigos y novios. La parte sanitaria es su punto flaco. Los baños no son muy limpios y en el de mujeres si no te abren desde afuera puedes quedarte encerrada. Mi “sherpa” Michael Parker cuenta como una vez se dirigió hacia él una cucaracha tan grande y atrevida que tuvo que quitarse el zapato y matarla. Visto con otros ojos aquí, por $13 pesitos, puedes echarte una chela y tener una aventura con un animal salvaje.
Allende 32, Centro, 5521-9125.
Tequilómetro-Cazadores $66
Vizcaya: De las que ya no se halla
Tele de botones y apagada. Un mural al fondo, técnica óleo sobre triplay, con un alemán sonriente bebiendo de un tarro en el que se distingue todavía la “K” anunciando la Kloster que algún día ahí se vendió. Botellas de chelas internacionales como adorno, mesitas de formaica con acabado marmoleado, servilletero de Blanca Nieves y un amplio surtido de sillas de diferentes estilos todas unidas por el vinyl color rojo y algunas por cinta adhesiva. “NO HAY BOTANA”, anuncian las letras blancas de la pizarra que hace las veces de carta. Antes ahí se podían comer de los mejores tacos de cabeza de la ciudad pero eso ya se fue. Si quieres, te pueden traer unas tortas de fuera. Una advertencia: el baño es unisex y uno se encuentra con 2 mingitorios y luego una puertita con el inodoro. Todo es de otras épocas. Afortunadamente los precios también y te puedes echar una chela por $15 o una caguama por $35. Se recomienda si estás de paso para la Secretaría de Gobernación para una manifestación, bloqueo o un simple trámite.
Bucareli 128 esq. Lucerna, Centro.
Tequilómetro Cazadores: N A