Los chilaquiles de la San Pablo se sirven con un totopo doradito, bien bañados en salsa verde de chile serrano que no pica (mucho) o salsa roja de chile habanero que punza ligeramente en los labios.
Con abundante crema, queso, cebolla picada y pollo desmenuzado: así son los chilaquiles de la San Pablo, una de las garnachas imperdibles en la CDMX, conocidas de esta manera por ubicarse afuera de una famosa farmacia sobre Insurgentes.
Atendido por Jorge Mendoza, desde hace cinco años este discreto puesto ofrece tortas de chilaquiles en telera crocante de ajonjolí, los clásicos servidos en recipiente de medio litro y los especiales del mismo tamaño pero con un extra de cada ingrediente. Recuerda: el que madruga bien desayuna.
Insurgentes esq. Chihuahua, Roma Norte, lun-sáb: 8-12:30 h, $45
Gorditas de los hermanos Luna
“Yo nada más iba pasando pero écheme dos de pastor”. Así llega la gente a la Taquería de los Hermanos Luna, nombre que es pura finta porque su especialidad son las gorditas de chicharrón rellenas, unas garnachas imperdibles en la CDMX. Las puedes pedir con carne al pastor y suadero, combinadas y con quesillo.
Giotto 2, Mixcoac, lun-dom: 8-00 h, $28
Petroleras de Azcapo
La petrolera de Azcapo es el platillo emblemático de los chintololos y una de las garnachas imperdibles en la CDMX por excelencia. Se trata de un disco de masa de 30 cm relleno de frijoles fritos en manteca y coronado con salsa roja y verde, lechuga, queso rallado y una buena porción de bistec, longaniza, salchicha, huevo u otro guisado.
Mar Mediterráneo 250, Santo Tomás,
Lun-sáb: 9-18 h, dom: 10-15:30 h, $55