Todos hemos sentido ansiedad al regresar un plato por temor a que le escupan o nos hemos preguntado si habrá repercusiones en la próxima visita al no dejar una propina decente. Lo cierto es que algunos meseros son muy rencorosos y los platos son el vehículo para desquitarse con sus clientes más insoportables. Platicamos con algunos de ellos y esto fue lo que nos contaron:
“Si un plato está a medio comer y el cliente me cae mal, lo relleno con más comida y lo mando a su mesa”.
“Cuando veo que llega un cliente regular que no deja mucha propina, le escupo a su plato”.
“Una vez llegó un cliente que odiabamos, pidió una hamburguesa y un compañero se pasó la carne por la axila antes de ponerla en el pan”.
“Cuando se acaba el refresco, relleno los envases vacíos con los sobrantes de los vasos”.
“Es muy común que se caiga la comida al piso, la recogemos y la volvemos a poner en el plato como si nada”.
“Cuando los clientes dejan cerveza, me las tomo porque son ‘artesanales’ y quiero probarlas”.
“Si alguien es grosero conmigo no le hago nada a su comida, pero me aseguro que tarde más tiempo en llegar a su mesa. Mucho más tiempo”.
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