Descubrí con agrado que la moda de las tapas españolas finalmente se instaló en la ciudad. Luego de muchos e infructuosos intentos, los que ahora le apuestan a los bocadillitos montados en un pan finalmente ven rendir frutos. Así, grandes chefs como Pedro Martín instaló su Jaleo en el corazón de Polanquito. Su concepto persigue la autenticidad y calidad del ingrediente. A propósito, el servicio es gritón y poco conversador. A unos cuantos pasos de ahí, está el Chiringuito que, a pesar de no recibir las mejores críticas, siempre está lleno y el gazpacho que ofrecen es realmente rico. En la Condesa, El Encrucijada se ha vuelto el consentido del barrio para disfrutar buenos vinos, a buen precio con un rico y novísimo menú de de tapas y porciones.
La experiencia y la relación precio-calidad siguen siendo sus cartas fuertes. Hoy hasta en el súper hay tapas. City Market de Pilares en la colonia Del Valle tiene una barra donde desde temprano se elaboran huevos rotos, tapitas de jamón y sobrasada con una cañita o un tintorrito.
El concepto no ofrece nada extraordinario pero es una buena forma de matar el hambre mientras se hacen las compras. Prefiero eso que las aglomeraciones de las megatiendas. Sin duda el ejemplo que más me ha sorprendido es el de Tapas Bar. Luego de hacer los pininos correspondientes con Tapas Bar Diagonal, una parte de los socios decidió traer a México una franquicia española y montarla luego de realizar un enorme y concienzudo trabajo de tropicalización. La fórmula del éxito está ya muy trabajada en el ambiente, lo que es de destacar es el trabajo del chef Paco Méndez que se dedicó a adaptar sabores familiares en presentaciones clásicas ibéricas. Al verlos nadie duda que esto es un bar de tapas, pero al saborear por ejemplo la de pastor, es inmediata la reconfortante sensación del gusto conocido. En casi todo hay un gustito picante, el servicio es familiar y amigable, así como nos gusta a los chilangos, confianzudote.
ALEX amante de la marcha española, las cañas y los tintorros, ¡tío!
