Fray Bernardino de Sahagún
en sus descripciones sobre la Nueva España, habla de una especie de pan relleno
de carne de gallina (aparentemente se refiere a un tamal y un guajolote, puesto
que no había ni trigo ni gallinas). Puede ser que por eso se le conozca como
"Guajolota" a la torta de tamal.
En tiempos de Moctezuma
comer un tamal era todo un lujo, sin embargo hoy en día se ha convertido en el
desayuno capitalino por excelencia, y no se necesita más que diez pesos para
echarte una "Guajolota", en una de esas hasta te sobra para el atole.